
El presidente Juan Manuel Santos muy seguramente, nunca ha pensado entregar a las guerrillas, instituciones gubernamentales como la fuerza pública, por ejemplo. No. No lo ha hecho, sencillamente porque no sólo entiende y conoce lo absurdo de la proposición, sino porque esta no hace parte de una agenda de trabajo seria, cuyo propósito fundamental, es el cese definitivo del fuego y de las acciones subversivas.

