Iván Duque y el Catatumbo: de mal en peor

 

Sin ser ave de mal agüero, pero como reza el dicho popular “con el desayuno se sabe cómo será el almuerzo”, estos primeros dos meses de gobierno de Iván Duque, habiendo comenzado por el Catatumbo, no pintan bien para la región. Si de resolver los problemas estructurales se trata y que tantas veces hemos descrito en estas páginas de Caja de Herramientas, este no será el gobierno para alcanzarlo.

 
Diana Sánchez Lara
 
Directora de la Asociación MINGA, Coordinadora del Programa Somos Defensores
 
 

Primer acto de gobierno nacional

Una de las primeras acciones de gobierno de Iván Duque, a tan solo dos días de posesionarse, de ahí la gran expectativa, fue visitar a Tibú, región del Catatumbo. Todo indicaba que esa región sería de su gran interés “humanitario” y, por ende, de inmediata intervención económica y social.

Esperanzas diversas se tejieron con la sonada visita. Los pobladores en general esperaban que llegara con noticias de importantes inversiones sociales para saldar parte de la deuda histórica en materia de derechos para esas comunidades. El partido político Fuerza del Común, esperaría que en su discurso reiterara el compromiso de continuar con la implementación de los acuerdos pactados por su anterior homólogo, Juan Manuel Santos, especialmente de sustitución de cultivos de uso ilícito. Similar esperanza, tendrían las organizaciones sociales y comunidades que firmaron compromisos con el Gobierno Nacional en el 2013, luego de la movilización de dos meses. Pero también se vislumbraba alguna posibilidad de mencionar la continuidad de la Mesa de Negociación con el ELN, dado que sus resultados tendrán impacto directo en la región. Pero como en una típica encuesta, la respuesta fue: ninguna de las anteriores.

En realidad su discurso pretexto que lo motivaba a visitar la zona “…reconocimiento de una región que siempre ha sido resiliente y pujante y que ha enfrentado las adversidades y la violencia con la grandeza y el empuje laborioso de su gente1, no era tal, pues su interés central estaba en inaugurar la planta extractora de aceite de palma Catatumbo S.A.2, en el corregimiento de Campo Dos3 y garantizar seguridad para proyectos de agroindustria como éste, lejos de buscar seguridad y prosperidad para sus moradores. De hecho, estuvo acompañado por el Ministro de Defensa y su cúpula militar. Es decir, su visita fue el primer acto para “cortar la cinta” de un mandatario que gobernará para y con los empresarios y para ellos toda la inversión militar.

Pero luego de esta visita, ninguna otra noticia de gobierno se ha vuelto a saber para la región del Catatumbo, excepto el gran cubrimiento mediático cuando el presidente Duque recibió en Palacio al niño Cristo José, hijo del alcalde del municipio del Carmen, secuestrado en la región. Entre otras cosas, hasta el momento, se desconoce absolutamente los autores del plagio, a pesar de la acostumbrada diligencia de Fiscalía y Ejército para dar con el paradero de secuestradores.

Para conjurar la pobreza, como banda sin fin, más militarización

Inversión militar en la región, sí, de eso sí se sabe. En días pasados, el presidente anunció el incremento del pie de fuerza para la región con cinco mil hombres más, sumados a los ya 12 mil efectivos que se encuentran allí. Significa que al finalizar el 2018, las comunidades no contarán con inversión social, para las expectativas históricas de sus comunidades, pero sí con al menos 17 mil hombres de Fuerza Publica bien armados4. Seguramente para inaugurar esa otra parte del Plan de inversión, también se acercará el primer mandatario a la zona, por los lados de Ocaña.

Absurdo y perverso resulta así, el aumento inusitado de pie de fuerza en la región para supuestamente controlar la violencia, cuando está probado en demasía que allí, entre más hombres armas hay, mayores son los índices de violencia y afectación a la población civil, sin resolver uno solo de los problemas estructurales de pobreza, injusticia social y marginalidad.

De acuerdo con un reciente análisis publicado en la Revista Noche y Niebla No.575 en lo corrido del año, la población ha denunciado 51 hechos relacionados con infracciones al DIH y violaciones a los DH, con 62 personas afectadas. De los cuales 28 serían homicidios denunciados directamente por sus familiares. Sin embargo, de acuerdo con un seguimiento de fuentes secundarias, el número real de muertes violentas estaría al alrededor de 58 personas; además de 2 muertes y 10 personas heridas como consecuencia de minas antipersona. Ahora bien, esta información es seguramente un subregistro, pues según la información de Medicina Legal de Ocaña, sólo en el mes de julio ingresaron a la morgue, 17 cuerpos de personas muertas por proyectiles de arma de fuego, provenientes de Convención, Hacarí, Teorama, Ocaña y el corregimiento Guamalito de El Carmen. A lo anterior se suma el incremento de situaciones de desplazamiento forzado. Las fuentes citan a Naciones Unidas con datos relacionados con al menos 16 mil personas afectadas en los municipios de San Calixto, Tibú, La Playa de Belén, Ábrego, Hacarí y Teorama, desplazadas entre marzo y julio. Toda esta crisis humanitaria afecta a la mayoría de los municipios de la región: Hacarí, Convención, Teorama, Tibú, El Tarra, El Carmen y San Calixto6. Esto sin tener en cuenta las cifras más recientes, en el marco del nuevo gobierno nacional.

Lo anterior se destaca como indicador de que la crítica situación humanitaria en la región es justamente por el avivamiento de la conflictividad armada, a la cual la Fuerza Pública le agrega su dosis de apoyo, pues de acuerdo a las cifras analizadas, y que se basan en información recogida directamente en las Casas de Derechos de varios municipios, el 58.8% no tienen responsables identificados, mientras el 15.7% sería autoría del ELN, seguidos por el EPL y Fuerza Pública, y también por el enfrentamiento entre el ELN y el EPL. Aclaran, que de todas maneras tales cifras son imprecisas, dado que responden a denuncias directas y no todos los hechos son denunciados7.

Comisión por la Vida, la Reconciliación y la Paz del Catatumbo

Ante la crisis humanitaria, a penas aquí enunciada, y que lleva al menos diez meses, las comunidades, organizaciones sociales, autoridades locales, iglesia católica, gobernación y otros actores sociales y políticos, con el apoyo de Naciones Unidas y ONG de derechos humanos, crearon la Comisión por la Vida, la Paz y la Reconciliación, para encontrar salidas a la preocupante situación. Muchas acciones han realizado la Comisión, entre ellas misiones de verificación en terreno, acciones humanitarias, una asamblea comunitaria como más de cinco mil asistentes en el municipio del Tarra, reuniones con el gobierno y muchas labores de incidencia política.

Así las cosas, se supondría que un ejercicio de poder político popular e institucional y territorial como éste, sería el escenario idóneo y legítimo para que el nuevo presidente bebiera de él: su saber, diagnósticos, información humanitaria acumulada en estos meses, planteamientos de salidas a las diferentes problemáticas, pero, sobre todo, encontrar allí apoyo social. Nada. Todo lo contrario. Desde que asumió la presidencia, Iván Duque ha ignorado el espacio, de hecho, no se tuvo en cuenta en su vista, pues ya existía desde hacía varios meses, y hasta el momento ningún funcionario del alto gobierno se ha interesado por indagar.

Pero bueno, en gracia de discusión, entender que el presidente y su partido, Centro Democrático, no reconocerán los actores políticos de la región, como nunca lo han hecho, a quienes siempre han considerado aliados de los terroristas. Sin embargo, como los tiempos han cambiado y el mandatario ha manifestado su sensibilidad social, si es cierto su reconocimiento por la población catatumbera “resiliente y pujante y que ha enfrentado las adversidades y la violencia con la grandeza y el empuje laborioso de su gente”, como lo dijo en su discurso en Tibú, es raro que una sola palabra haya dicho de las muchas movilizaciones sociales realizadas por las comunidades de Hacarí, El Tarra, Tibú y demás, en estos meses, gritando a los grupos armados que paren la guerra. Dice mucho de su pensamiento universal y humanitario, que sólo haya merecido su atención el secuestro del niño Cristo José, lo cual está muy bien, pero no así la suerte de los miles de niños y niñas que siguen sin estudio, sin salud, sin carreteras por donde lleguen los alimentos, desplazados de un lado para otro para salvarse con sus madres de las balas de miles de hombres armados hasta los dientes en la región, incluida la Fuerza Pública, es más, sin que ésta pruebe su eficacia para protegerlos.

Sin ser ave de mal agüero, pero como reza el dicho popular “con el desayuno se sabe cómo será el almuerzo”, estos primeros dos meses de gobierno de Iván Duque, habiendo comenzado por el Catatumbo, no pintan bien para la región. Si de resolver los problemas estructurales se trata y que tantas veces hemos descrito en estas páginas de Caja de Herramientas, este no será el gobierno para alcanzarlo. Sólo atacando las raíces del problema podrá llegar la paz y tranquilidad a tan bella y martirizada región. Más militarización es la excusa perfecta para mantener a todos los grupos armados ilegales activos y enfrentados. Más militarización, es la excusa perfecta para el florecimiento de los monocultivos, sean ilegales como la coca o legales como la palma de aceite.

3 Recordemos que Campo Dos fue uno de los primeros corregimientos de Tibú, tomados por los paramilitares en 1999, arrasando a sangre y fuego todo el campesinado que allí habitaba, para despejar el camino de las grandes inversiones agroindustriales, como la palma de aceite, hoy próspera en la zona.

4 Si se calcula que la región tiene cerca de 290. 000 habitantes, significaría que, por cada 17 personas, habrá un militar. A ello sumarle todos los hombres en armas ilegales ELN, EPL, disidencias de las Farc, carteles.

5 Información presentada por las organizaciones, Asociación MINGA y el Comité de Integración del Catatumbo, CISCA, en la rueda de prensa “Catatumbo, guerra sin tregua” realizado por el CINEP, el 17 de octubre de 2018. Artículo “En la lucha por los derechos, el Catatumbo no se rinde”, publicado en la Revista Noche y Niebla No. 57del CINEP / Programa por la Paz, enero a junio de 2018.

6 Ídem.

7 Ídem.

Edición 611 – Semana del 26 de octubre al 1º de noviembre de 2018
   
 
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