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En días pasados la Contraloría General de la República –entidad encargada de ejercer el control y vigilancia fiscal a los recursos públicos– anunció los preocupantes resultados que en materia ambiental y de gestión del riesgo encontró tras la evaluación de cómo avanza la implementación del Plan de Manejo de la Cuenca del Río Magdalena. |
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Álvaro Ortiz Ramos |
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Desde que tengo memoria –tal vez eso mismo nos sucede a la mayoría de los colombianos– siempre he escuchado sobre la problemática en torno al Río Magdalena o “Río de las Tumbas”, como lo llamaban sus antiguos pobladores antes de ser bautizado –por los mal llamados “conquistadores” españoles– como río Grande de la Magdalena. También nos enseñaron que el Magdalena es uno de los ríos más importantes de Colombia, y que es considerado mundialmente como el río Interandino más largo de Sudamérica, con una extensión en longitud de 1.558 km y una superficie de 226.562 km². Su recorrido abarca el país de sur a norte naciendo en el Macizo Colombiano, exactamente cerca a la laguna de Magdalena en el Páramo de las Papas, ubicado dentro del Parque Nacional Natural Puracé, en los límites de los departamentos de Cauca y Huila, desembocando en Bocas de Ceniza en el Mar Caribe, siendo su principal afluente el rio Cauca. Datos interesantes, sin duda. Lo que no es, para nada interesante, es lo que hoy por hoy está ocurriendo con el río que soporta altos niveles de contaminación, explotación sistemática de sus recursos, deforestación de sus riveras, ganadería extensiva y hasta el cambio climático, se han ensañado contra el río en las últimas décadas. Un verdadero peligro para el ecosistema y sus habitantes. Son varios los esfuerzos que los últimos gobiernos han hecho para tratar de parar –siendo un poco trágicos si se quiere– la inminente muerte del rio. En varios Planes de Desarrollo de varios gobiernos se ha mencionado la urgencia, la necesidad de intervenirlo, de salvarlo como se pudo constatar en el año 95 con el expresidente Samper1. Años después el expresidente Andrés Pastrana también aportó su granito de arena2. Posteriormente, bajo el gobierno de Álvaro Uribe, comenzaron los estudios de factibilidad para darte al Río la navegabilidad necesaria. Incluso en 2002 se anunció, con bombos y platillos, el proyecto Yuma con el que anticipaba un costo de US$1.200 millones en obras que se prolongarían por 16 años3. En la era Santos se tomó la decisión de convertir en política pública la recuperación de la navegabilidad del Río Grande de La Magdalena, a través del documento CONPES 3758 de 20134. Es una de las decisiones más trascendentales –se dijo en su momento– por el nivel de desarrollo que se alcanzará en infraestructura, competitividad, intercambio comercial, generación de empleo y, a su vez, protección del medio ambiente…Todos gobiernos muy lindos y preocupados por el Río, diría La Puya. Pero la realidad es que todas esas propuestas y buenas intenciones se las llevó el viento o ¿el río? En días pasados la Contraloría General de la República –entidad encargada de ejercer el control y vigilancia fiscal a los recursos públicos– anunció los preocupantes resultados que en materia ambiental y de gestión del riesgo encontró tras la evaluación de cómo avanza la implementación del Plan de Manejo de la Cuenca del Río Magdalena. Señala la CGR que, en varios aspectos, como en el tema de saneamiento de aguas residuales, las metas planteadas en este Plan, para el período 2007 – 2019, están muy atrasadas y por tanto lejos de cumplirse. El ente fiscalizador encontró que un 57% de los municipios de la cuenca no cuentan con sistemas de tratamiento de aguas residuales (Planta de Tratamiento de Aguas Residuales – PTAR). De 514 municipios, 294 no la tienen y 220 sí. Esto significa –hecho grave y muy lamentable– que los municipios vierten sus aguas residuales sin ningún tipo de tratamiento directamente a las corrientes que conforman la cuenca del Magdalena. Este hallazgo, indica la CGR, que no se ha podido avanzar en el reto principal del plan sectorial para el saneamiento básico. En palabras más, palabras menos, que los municipios, sus gobiernos, no han hecho esfuerzos en ampliación de coberturas de alcantarillado en áreas urbanas ni en el tratamiento de las aguas residuales en zonas rurales. Como es lógico –apunta otro de los apartes del informe de la CGR–, estas deficiencias tienen un impacto negativo en el medio ambiente e inciden en el deterioro de la salud de la población que habita en la cuenca. Las corrientes que conforman la cuenca del Magdalena reciben vertimientos no tratados en su totalidad de grandes centros como Bogotá, Barranquilla y en menor escala (pero también con una incidencia negativa), de ciudades como Neiva, Ibagué y Soacha. También pudo evidenciar la Contraloría que, aunque se ha presentado un incremento en la cobertura de las PTAR para 5 jurisdicciones de la cuenca, que comprenden 78 municipios, un porcentaje representativo de esas aguas de los municipios se queda sin tratamiento, aunque cuenten con PTAR, dado que no todas las aguas conducidas por la red de alcantarillado son tratadas en las plantas. “Dado el efecto que la falta de tratamiento de las aguas servidas causa sobre la salud de la población y el medio ambiente, las poblaciones ribereñas se están viendo seriamente afectadas por su limitación al acceso de agua potable y por el deterioro del recurso pesquero. Por este motivo, la CGR considera imperativo que las entidades competentes formulen y desarrollen políticas y gestionen, igualmente, planes de inversión para adelantar la construcción de PTAR en los municipios de la cuenca del Río Magdalena, que concentra un porcentaje representativo de la población colombiana”. Indica el informe de la CGR. Por su parte, las Corporaciones Autónomas Regionales – CAR5 con jurisdicción en la cuenca, señalan que una de las limitaciones para adelantar un efectivo saneamiento básico por parte de los municipios, tiene que ver con la falta de recursos económicos para construir, adecuar y operar los sistemas de tratamiento de aguas residuales. En su análisis, la Contraloría determinó también que la responsabilidad en la gestión de riesgos asociados a inundaciones y disponibilidad en la cuenca reposa en entes territoriales con baja capacidad financiera e institucional para su ejecución. Un 68% de los municipios ribereños indagados por la CGR desconocen los alcances del Plan de Manejo de la Cuenca del Río Magdalena y no implementan mecanismos de prevención y mitigación de riesgo en inundaciones de alta y baja velocidad. Y, además, no ha sido adoptado ninguno de los 60 Planes de Ordenamiento y Manejo de Cuencas Hidrográficas (POMCAS), priorizados desde 2012 para incorporar el componente de gestión del riesgo como determinante ambiental del ordenamiento territorial. Otras fallas - Las metas propuestas en el tema de reforestación y control de la erosión son modestas y no conducen al mejoramiento de la calidad ambiental de la Cuenca. - La Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena (Cormagdalena) no asume la responsabilidad de ejecutar las acciones y recomendaciones establecidas en el Plan de Manejo de la Cuenca. - En materia de inversión sobre el Río Magdalena, se evidencia dispersión de recursos y esfuerzos en la gestión ambiental de esta arteria fluvial. - La reducida destinación de recursos a la gestión ambiental por parte de Cormagdalena denotan incumplimiento de Cormagdalena de su función ambiental. - Se evidencia baja capacidad institucional para garantizar la coordinación Ambiental en la cuenca del Río Magdalena, acciones fragmentadas, no definidas legalmente y con bajo compromiso institucional. - La creación de Cormagdalena se inspiró en la figura de una entidad que gestionara, ejecutara y coordinara recursos tanto para la navegabilidad como para la adecuada gestión ambiental en la cuenca, pero estas actividades trazadas en el Plan de Manejo de la Cuenca evidencian bajo índice de cumplimiento y ejecución. - El manejo poco eficiente de los vertimientos se ha generalizado en todo el país. Tanto que, según la Superintendencia de Servicios Públicos, apenas un 48,2% de los municipios del país tienen plantas de tratamiento de aguas residuales. Recordemos que… El Segundo Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, (UNESCO, 2006) establece que son los sistemas de gobierno y administración los que determinan quién obtiene una determinada clase de agua, cuándo y de qué manera, y deciden quién tiene derecho al acceso al agua y servicios conexos; no obstante, indica que esos sistemas no pueden limitarse únicamente a los “gobiernos” propiamente dichos, sino que deben incluir a los poderes públicos locales, al sector privado y a la sociedad civil, y deben considerar dinámicas demográficas, de salud, seguridad alimentaria, desarrollo económico, ordenamiento territorial y expansión urbana, los recursos financieros destinados al agua y la conservación de los ecosistemas estratégicos. Valdría la pena darle una miradita a estos dos interesantes documentos: “Soluciones basadas en la naturaleza para la gestión del agua”. Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2018 y Cifras y datos. Seguramente allí se pueden encontrar muchas e interesantes herramientas sobre el tema del agua para que los gobiernos de nuestros municipios se empapen del tema y aporten a la salvación –no solo del Río Magdalena– sino de las otras cuencas hidrográficas que recorren el país. Datos del Río Grande de la Magdalena - 48% de los cuerpos de agua lénticos del país se encuentran en la cuenca del Magdalena (846 ciénagas, 22 embalses y 84 lagunas) - 53% de los embalses del país están distribuidos en las cuencas alta y media del Magdalena. - 371 cuerpos de agua distribuidos en 183 hectáreas hacen parte de la cuenca baja del Magdalena, la zona con la mayor extensión de ciénagas del país. - 1,8 millones de hectáreas son las zonas inundables del Magdalena para los próximos 2,3 años. En 20 años serán 2,4 millones de hectáreas. - De más de 50 mil puntos de agua subterránea que existen en el país (pozos, aljibes y manantiales, entre otros) 38% se encuentran en las cuencas del Magdalena y del Bogotá. - 2.578 concesiones de agua se han otorgado para el uso de las aguas del Magdalena – Cauca que corresponden a 165 millones de metros cúbicos. 78% de lo concesionado son aguas subterráneas. - 55.8% de la demanda hídrica nacional para la agricultura se concentra en la cuenca Magdalena – Cauca. - De los 7.738 millones de metros cúbicos de agua que se destinan en el país para la generación de energía, 4.634 millones de metros cúbicos provienen de la cuenca Magdalena – Cauca. - 1.900 millones de un total de 3.049 millones de metros cúbicos de agua que se destinan en el país para la ganadería, salen de la cuenca del Magdalena – Cauca. Esperemos pues que el llamado de atención de la Contraloría General de la República sea tenido en cuenta por el gobierno nacional a ver si de una vez por todas logramos la recuperación del otrora navegable Río Grande de la Magdalena. Amanecerá y veremos… Edición 620 – Semana del 25 al 31 de enero de 20191 “Al constituir ayer la Corporación del río Grande de la Magdalena (Cormagdalena), en Barrancabermeja, el presidente Ernesto Samper anunció que se implementará el sistema de concesión. De ese modo, particulares se encargarán del dragado y mantenimiento de las obras hidráulicas en distintos tramos del caudal. A cambio cobrarán peajes”. Archivo El Tiempo, 18 de febrero 1995. 2 “Recuperación del Magdalena al Plan Colombia”: La Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena, Cormagdalena, solicitó al gobierno nacional incluir en el Plan Colombia la recuperación del río Grande de la Magdalena. Así lo explicó el director Ejecutivo de Cormagdalena, Luis Eduardo Cuéllar, quien señaló que el presidente Andrés Pastrana envió la documentación sobre el proyecto para recuperar la navegabilidad del río al Director Nacional de Planeación, Mauricio Cárdenas Santa María, con el fin de que esta entidad adelante un estudio y defina su inclusión en el Plan Colombia. Archivo El Tiempo, junio 26 de 2.000. 3 “Se inauguro proyecto de recuperación del Rio Magdalena”. Luego de 30 años el Río Magdalena vuelve a ser navegable. Hoy se inauguró oficialmente el proyecto Yuma del Gobierno Nacional que busca la recuperación del Río para el transporte de mercancías. La navegabilidad arrancó con el dragado del tramo comprendido entre Barrancabermeja y Puerto Berrío en 7 puntos críticos y con el apoyo de las empresas navieras del país. Tiene un costo de 1.200 millones de pesos aproximadamente, dijo el ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego Henao. Prensa Presidencia, septiembre 2, de 2002. 5 Las Corporaciones Autónomas Regionales y de Desarrollo Sostenible (CAR) son entes corporativos de carácter público, integrados por las entidades territoriales, encargados por ley de administrar -dentro del área de su jurisdicción- el medio ambiente y los recursos naturales renovables, y propender por el desarrollo sostenible del país. | |||||||||||||
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