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La ciudadanía se ha activado, en la era de la generación de la Paz y de las comunicaciones en redes comunitarias, en que el mundo se hace cada vez más pequeño. Muchos están en una búsqueda de participar en apuestas políticas, que garanticen cambios por la igualdad de oportunidades para un mejor vivir. Esto se reflejó en las recientes elecciones y votaciones, en las que se amplió el acumulado histórico de las fuerzas progresistas. |
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Ricardo Villa Sánchez |
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Abogado, Magister en Desarrollo Social |
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En democracia, cada cuatro años todos somos iguales, todos valemos lo mismo, y con un lápiz y un papel dibujamos el país que queremos. Las elecciones de mitaca, en las que la ciudadanía decide sobre quienes van a administrar las ciudades y los departamentos del país, así como a regentar las corporaciones públicas de elección popular, en los últimos años ha generado un efecto equilibrio, entre las distintas fuerzas políticas del país. El ejemplo más significativo es la capital, allí mientras el poder nacional, lo detentaban los sectores tradicionales, administraron la ciudad, durante más de una década, sucesivos gobiernos alternativos que, con sus errores y aciertos, transformaron su gobernancia. Después del fin de la reelección presidencial, paradójicamente también, del gran esfuerzo por la Paz, la derecha recuperó a Bogotá y avanzó al poder nacional. La ciudadanía se ha activado, en la era de la generación de la Paz y de las comunicaciones en redes comunitarias, en que el mundo se hace cada vez más pequeño. Muchos están en una búsqueda de participar en apuestas políticas, que garanticen cambios por la igualdad de oportunidades para un mejor vivir. Esto se reflejó en las recientes elecciones y votaciones, en las que se amplió el acumulado histórico de las fuerzas progresistas. El Magdalena y Santa Marta, fueron claves en estas iniciativas políticas. Nos faltó grandeza y perspectiva, en poder lograr acuerdos que posibilitaran, no sólo mejores resultados en las presidenciales, sino que trascendieran a la mecánica electoral, para contribuir a agendas comunes, a la movilización social conjunta y a acuerdos políticos, de cara a estas nuevas elecciones, en una gran convergencia democrática, que se saluda cómo en esta ocasión, con pluralismo, se está construyendo, desde las organizaciones sociales y políticas del departamento. Desde la base regional y local, por la vía de las urnas, se puede lograr el poder nacional. El departamento del Magdalena ha estado dominado, casi desde que se inauguró la elección popular de gobernadores, con sus ires y venires, por las fuerzas tradicionales. En algunos picos, con desaciertos políticos, como la ingrata recordación de candidaturas únicas, que se vieron amenazadas por el voto en blanco, impuestas en pactos non sanctas con actores armados organizados, o con la destitución, condenas, corrupción, de algunos de sus pasados administradores, en contubernio con sus oscuros aliados. En este departamento de vocación agroindustrial, pero sin una conectividad adecuada que posibilite la comercialización de sus productos, con grandes brechas sociales, en servicios públicos, en seguridad, con fuertes élites políticas, territorios en conflicto, en fin, hasta con una mirada, por razones geográficas y culturales, de sus municipios, más hacia otras capitales; la gente en los recientes certámenes electorales, envió un mensaje contundente de que unidos se puede lograr ganar el poder departamental. Si se consigue conservar la histórica votación a la Alcaldía del Distrito, con más de 92.000 votos, concertar una coalición a la Gobernación, y Lista Unitaria a la Asamblea, entre otros, con los Decentes, la Coalición Colombia, los Liberales y Fuerza Ciudadana; concentrar las fuerzas para sostener la votación de más de 35.000 votos de la Lista de Coalición a la Cámara de Representantes ─que poco le faltó para lograr una histórica curul─; de los más de 201.000 votos en la segunda vuelta presidencial y de cerca de 185.000, en la Consulta Anticorrupción, para avanzar en alianzas en la Provincia, sobre todo en la subregión norte, con candidaturas concertadas, vía consultas interpartidistas, encuestas o coaliciones, para las alcaldías, y de listas unitarias a corporaciones públicas, con un programa común, que cale en la ciudadanía, estaríamos cerca de esta anhelada alternancia. En esta coyuntura, hay muchas posibilidades para que Carlos Caicedo Omar, sea el candidato de consenso a la Gobernación del Magdalena, si logra articular una alianza amplia, que incluya tanto a los sectores alternativos, como a los actores de la provincia y hasta volver a aventar el trapo rojo. No será fácil, ni nunca lo ha sido. Seguro regarán muchas zanahorias por ahí. Pero, se confía en que estará a la altura de las circunstancias. No sólo por su arriesgado trabajo público, de impacto en medio millón de votos en la reciente consulta interpartidista, su olfato político ─que, seguro, le permitirá avizorar la necesidad de la unidad─, la multitud que lo acompaña, su capacidad organizativa, de discurso y de movilización, sino, también, por la continuidad acertada de un modelo de gestión de avanzada en el Distrito. La situación allí es que esta alianza, seguro tendrá alguna huella en las candidaturas o coaliciones para la Alcaldía de Santa Marta. Es el momento de volver a creer, de tener esperanza. Juntos vamos a cambiar al departamento. Edición 620 – Semana del 25 al 31 de enero de 2019 | |||||||||||||
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