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Álvaro Álvaro: 100 años |
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El 13 de diciembre de 1989, en el Hotel Tequendama de Bogotá, al convocar la creación del Movimiento de Salvación Nacional, hizo su famosa propuesta de Acuerdo sobre lo Fundamental. Él mismo condensó la propuesta o la amplió en diversas ocasiones, una de ellas la instalación de la Asamblea Constituyente en 1991. |
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Luis I. Sandoval M.1 |
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No es por capricho que repito el nombre de Álvaro Gómez Hurtado en esta columna con ocasión del centenario de su nacimiento (8 de mayo de 1919). En mi percepción realmente hubo por lo menos dos Álvaro Gómez, dos momentos muy distintos, claramente diferenciados en la vida de este descollante líder conservador: el Álvaro de las Repúblicas Independientes y el Álvaro del Acuerdo sobre lo Fundamental. Admiro la evolución positiva que se operó en Álvaro Gómez a través de un periplo vital accidentado y nutrido de acontecimientos, pensamientos, ejercicio del periodismo y campañas políticas que terminó trágicamente. Recuerdo ahora una evolución que también admiro en un contexto político muy distinto: la de Francois Mitterand que de empleado de bajo rango en el régimen de Vichy (1942), después de estar dos años en el frente de guerra, haber sido herido y fugarse de un stalag (campamento de prisioneros) en Alemania, llegó a ser con el tiempo gran líder de los socialistas y presidente de Francia (1981 – 1995). Una trayectoria vital que terminó felizmente (Memorias Interrumpidas, Conversaciones con Georges-Marc Benamou, 1996). Por familia, más exactamente por mi padre que era conservador laureanista, siempre tuve a disposición información directa sobre el partido conservador y cierta proximidad con algunos personajes conservadores. De hecho, mi nombre –Luis Ignacio– tiene origen en la amistad de mi padre con el Ministro de Gobierno de Laureano que era Luis Ignacio Andrade. Ellos eran opitas, esto es, oriundos del Huila, muy activos en la colonia bogotana de ese departamento. Mi madre, en cambio, tenía muy clara su pertenencia a la estirpe Murillo, liberalismo radical, con origen en Chaparral, Tolima. Mi padre nunca comprendió que yo no fuera un adherente activo del conservatismo. Sin embargo, desde mi postura, independiente primero y luego francamente de izquierda, he tratado de seguir de cerca y estudiar la significación en la vida del país de personajes conservadores, entre ellos Álvaro Gómez, Belisario Betancourt, Alfredo Vásquez Carrizosa, Augusto Ramírez Ocampo, Álvaro Leyva Durán. Son figuras muy particulares que evolucionaron, cada uno a su manera, de una postura ranciamente conservadora hacia formas de pensar y actuar distanciadas de la ortodoxia partidaria. En esta breve nota quiero resaltar la diferencia entre el primer Álvaro, el terrible Álvaro de la época de La Violencia, en tiempos de la presidencia de su padre (1950 – 1953), el autor de la tesis de las “repúblicas independientes” (1961) y Álvaro el dirigente conservador que en los 70 pregona el desarrollismo (una forma de neoliberalismo) y luego promotor del Movimiento de Salvación Nacional desde el cual, después de ser secuestrado y liberado por el M–19 (1989), propone el Acuerdo sobre lo Fundamental, idea que tiene su mejor momento en la Asamblea Constituyente de 1991. Con altisonante retórica anticomunista el Senador Álvaro Gómez Hurtado acuñó, el 25 de octubre de 1961, el término de repúblicas independientes para referirse a las zonas (Marquetalia, Riochiquito, El Pato, Guayabero, Sumapaz, Ariari…) donde los campesinos construían grupos de autodefensa ante la ofensiva de grandes terratenientes para sacarlos de sus tierras de labrantío. El cuadro que pintó el senador conservador condujo al gobierno de Guillermo León Valencia, con apoyo de los Estados Unidos, a desatar una ofensiva militar sobre esos grupos los cuales, no obstante, lograron resistir y transformarse más adelante (1964) en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Farc. Álvaro Gómez compitió en tres oportunidades por la Presidencia de la República (1974, 1986 y 1990), en todas ellas tuvo en su contra la imagen de un hombre instigador de la violencia, formada en los años 50 y 60. La tercera vez acababa de superar el trance del secuestro (29 de mayo a 20 de julio de 1989). Sin embargo, ya en el luminoso libro que escribió a raíz del plagio incluye un catálogo de propuestas de cambio moral, social, político e institucional que cerró así: “Considerar la supervivencia como un objetivo satisfactorio ha sido el elemento que ha destruido la audacia en Colombia. Se tiene conciencia de que hay un milagro diario en el hecho de estar vivos. Y con registrar que se ha sobrevivido a la adversidad del día anterior, basta para calmar las ambiciones de progreso” (Soy Libre, pág. 179). El 13 de diciembre de 1989, en el Hotel Tequendama de Bogotá, al convocar la creación del Movimiento de Salvación Nacional, hizo su famosa propuesta de Acuerdo sobre lo Fundamental. Él mismo condensó la propuesta o la amplió en diversas ocasiones, una de ellas la instalación de la Asamblea Constituyente en 1991. Aquí, por brevedad, solo unas líneas tomadas de la Carta que dirigió a Carlos Lemos Simmonds el 30 de agosto de 1990: “Sabe usted muy bien que hemos propuesto un Gran Acuerdo sobre lo Fundamental que busca conseguir un consenso nacional y suprapartidista sobre cinco puntos en los que hemos supuesto que los colombianos tendrán finalmente que estar de acuerdo, porque los consideramos esenciales para reconquistar la convivencia y conseguir el desarrollo… Esos cinco puntos son: el restablecimiento integral de la ley; la recuperación del nivel moral en la administración; la reconstrucción de la justicia; la adopción de un modelo de desarrollo económico y la preservación de la ecología” (Esto está saliendo bien, 1990). Me parece para concluir que, con bastante facilidad, se puede apreciar que el Álvaro Gómez de los 90 es bastante diferente al de los 50 y 60. El primer Álvaro, sin duda, estaba más inclinado al sectarismo y la confrontación, el segundo lo estaba más a la concordia y la paz. Álvaro Gómez murió asesinado el 2 de noviembre de 1995 dentro su automóvil en la puerta de la Universidad Sergio Arboleda donde dictaba clase, cuando había alcanzado los 76 años de vida. La autoría del crimen sigue sin establecer. Su hijo Mauricio en vibrante página, este 8 de mayo, ha dicho de Álvaro Gómez Hurtado: “Para mí siempre fue un misterio inquietante ese contraste que había entre la imagen pública de mi padre, sobre todo la que de él impusieron sus enemigos y sus críticos, y su actitud en la casa y en la vida de familia, marcada por la tolerancia, por la ausencia de cualquier autoritarismo, por la curiosidad. Quizá resulte excesivo decir que Álvaro Gómez fue una de las personas más liberales y abiertas que yo haya podido conocer” (El Tiempo, 8 de mayo de 2019, pág.1.15). @luisisandoval lucho_sando@yahoo.es 1 Presidente Colegiado de la Red de Iniciativas por la Paz – Redepaz, Coordinador del Centro de Estudios Democracia HOY, Integrante del Consejo Nacional de Paz, columnista de El Espectador. | |||||||||||||
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