Venezolanos y xenofobia colombiana

 

Independiente de que nos guste o no, el gobierno de Venezuela –por respeto a la autonomía de cada país– llama poderosamente la atención la xenofobia con la que muchos colombianos tratan a los migrantes del país hermano. Humillaciones, malos tratos –incluso de parte de la misma Policía– son el pan de cada día que tienen que afrontar estas personas que salieron de su país en busca de un mejor futuro. Colombia, con todo y sus problemas, se ha convertido en un receptor de los “chamos”.

 
Álvaro Ortiz Ramos
 
Editor Semanario Virtual Caja de Herramientas
 
 

Venezuela, esa pujante nación rica en petróleo, hoy está sumida en una de las más graves crisis de su historia. Atrás quedaron esos años de derroche, de moneda fuerte en los que incluso el país era considerado por muchos como el “sueño suramericano”.

Los malos gobiernos, la corrupción, la desidia de una ciudadanía apática son entre otros, los factores que incidieron en esta crisis que afronta el país suramericano.

Tras la llegada de Hugo Chávez al poder1, comenzó la andanada de enfrentamientos entre el llamado “chavismo” y la oposición. Enfrentamientos que hasta ahora dejan algo más de un centenar de detenidos –los llamados presos políticos– a los que la justicia venezolana aún no les define su situación jurídica.

Algunos observadores de la crisis venezolana señalan que por lo menos el “comandante” tenía la habilidad para manejar las crisis y a sus enemigos políticos. Algo que –indican también– su sucesor, Nicolás Maduro no ha conseguido.

Desde que asumió el poder (2013) Nicolás Maduro2 ha sido muy polémico y extremadamente desacertado en sus políticas. El de Maduro es un gobierno caracterizado por la improvisación y el irrespeto por sus nacionales. No tiene poder electoral y es justamente esta una de las razones en las que nace la actual crisis.

Incluso el gobierno de Maduro ha recibido de parte de la ONU duros cuestionamientos por graves violaciones de los derechos económicos, sociales, civiles y políticos. Así quedó evidenciado tras la visita –el pasado mes de junio– de la Oficina de la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, la expresidenta de Chile, Michelle Bachelet.

Las observaciones de la ONU tienen que ver –entre otras– con denuncias sobre violencia y abusos policiales. Según el informe3, son 5.287 muertes solo en 2018, atribuidas a la “resistencia a la autoridad”.

También destaca el informe la alta migración de venezolanos, el deterioro profundo de la democracia e insta al Gobierno de Nicolás Maduro a “adoptar de inmediato medidas específicas para detener y remediar las graves vulneraciones” que afectan en su gran mayoría a la población venezolana.

Remembranza

Para los analistas, fue en 2015 cuando el “chavismo” sufrió su peor derrota y que desencadenó en la verdadera crisis de Venezuela. Persecución de los opositores, cierre de medios de comunicación, expropiaciones de empresas consideradas por el régimen como “empresas capitalistas” al servicio del imperialismo yanqui; creación de las “milicias bolivarianas”, un grupo de civiles armados por el gobierno de Maduro que “defenderán la patria”, señaló el mandatario.

“Nicolás Maduro no solo ha perseguido a los disidentes y opositores, como lo hiciera el propio Chávez en vida, el actual mandatario llegó más lejos instrumentalizando la crisis económica. Ha arrinconado a los medios de comunicación detractores de su gobierno usando la escasez de insumos y las multas, obligándolos al cierre o la venta. Maduro ha limitado completamente los espacios comunicacionales de la oposición y sumado a la negativa de entregar datos oficiales, no se sabe cuál es la verdadera dimensión de la crisis que vive el país vecino”, señalaba en su momento Ronal Rodríguez del Observatorio de Venezuela de la U. del Rosario4.

A todo lo anterior se suma el desabastecimiento, la escasez de alimentos, la aguda crisis de la salud y la violencia generalizada.

Venezolanos “huyen”

Según datos de la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial5, en Colombia –a junio de 2019– hay 1.408.055 venezolanos, de estos 676.093 están aquí de manera regular (Con visas y acreditación o con permisos especiales de permanencia) y otros 665.665 ciudadanos irregulares (Superaron el tiempo de permanencia y/o ingresaron sin autorización). Otra cifra 251.600, señala que no todos los venezolanos se quedan en Colombia6. Nuestro país les sirve de tránsito para llegar a Ecuador, Perú o Chile.

Mientras tanto, muchos “venecos” –como algunos les dicen despectivamente en Colombia– deambulan por las ciudades buscando la posibilidad de engancharse en algún trabajo que les permita el sustento de sus familias.

Lo cierto es que –debido a la aguda crisis política y económica del país suramericano– todos los días van llegando de Caracas, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Maracay y Barinas, entre otras regiones, miles de venezolanos que huyen del hambre y la inestabilidad social que hace meya y elimina la esperanza.

En el entretanto, los venezolanos tratan de rebuscarse la vida –en el caso de Bogotá– en los buses de Transmilenio, unos vendiendo dulces, otros vendiendo artesanías, algunos otros cantando7 o simplemente invocando con sus palabras, a través de sus vivencias, la solidaridad de los pasajeros del servicio de transporte: “Que para comprar un tarro de leche”, “que para mandarle una ayuda a sus familiares que se tuvieron que quedar en Venezuela” y un gran etcétera.

Son historias –muchas de ellas– desgarradoras y que deberían despertar la solidaridad de todos. Pero la realidad es otra…

Muchos migrantes venezolanos son despiadadamente maltratados, humillados y estigmatizados. De hecho, existen cadenas en WhatsApp en las que piden no ayudarlos y cerrarles las puertas porque dicen allí: “vinieron a sembrar la semilla del castrochavismo8 en Colombia”; otros señalan que los venezolanos le quitan la posibilidad de trabajo a los colombianos. También están esas cadenas que los estigmatizan al difundir –cada que en las noticias aparecen informes de atracos– diciendo “eso fueron unos venezolanos”

Otro maltrato constante del que son víctimas los hermanos venezolanos, tiene que ver con los –supuestos de buen corazón– empresarios que los contratan para trabajos varios y que les pagan verdaderas miserias so pretexto de ayudarlos. Sin seguridad social, sin prestaciones, sin salud…y cuando ellos se asesoran para evitar los abusos, son despedidos sin ningún tipo de motivo.

De allá y de acá…

Ana, venezolana de ojos claros y con esa “chispa” costeña al hablar, cuenta que lleva cerca de dos años en Colombia. “Aquí estudio y trabajo…soy afortunada porque tengo papeles…” Lo dice recordando que muchos de sus compatriotas no tienen esa suerte.

“Mi país es un caos…no tenemos alimentos y los pocos que se consiguen son muy costosos. Estamos bajo el régimen de un gobierno inconsciente al que nada le importa. No hay libertad de prensa…no hay nada”, asevera.

El caso de Ana, su historia, se repite constantemente. Son los testimonios que a diario se escuchan en las rutas de Transmilenio –en el caso de Bogotá– y que alimentan ese “imaginario” que nos formamos los colombianos sobre la crisis venezolana.

“Estoy muy decepcionada de la política en mí país, allí la corrupción campea desde el mismo gobierno y todos los políticos”. “Peor aún, creo que los de la oposición son más de lo mismo…todos tienen sus intereses particulares…”

Al preguntársele sobre la que ella cree puede ser la solución para sacar a Venezuela de su problemática, señala: “la tabla de salvación para Venezuela es la urgente intervención de la ONU…”

Otro es el caso de Ever Humanez, un colombiano que llevaba cerca de 15 años viviendo en Venezuela. Allí nacieron sus dos hijos y con ellos la esperanza de un futuro mejor… “Eso creía yo. Pensaba que Venezuela a la que había adoptado como mi patria, sería la puerta de entrada a un mejor futuro para mis hijos…”

Ever reconoce que recién llegado a la república Bolivariana, los venezolanos le abrieron las puertas y consiguió trabajo muy rápido. Recuerda que… “yo soy técnico de sistemas y puede montar un negocito con el que me hice a mi casita. Los venezolanos son buena gente, nunca recibí tratos de discriminación”.

“Yo tuve que regresarme para Colombia porque la situación allá se puso muy fea. Ya la gente no contrataba mis servicios porque no tenían con qué pagarme. Perdí mi negocio y la casita la tuve casi que regalar”.

También recuerda que su retorno a Colombia fue muy traumático. “El dinero que traíamos se nos fue pagando las mordidas que nos exigen los policías venecos…para salir de Venezuela tiene que pagar tanto por cada miembro de la familia…o no sale”. Así tocó hasta llegar a Cúcuta.

Cuenta este colombiano –oriundo de Chimá, Córdoba–, que el detonante final para tomar la decisión de salir del país suramericano fue por la salud de uno de sus hijos: “Mi chiquita tiene una de esas enfermedades llamadas huérfanas y en Venezuela las condiciones hospitalarias y de salud son muy malas…no conseguía las drogas que se requerían para el tratamiento de la niña y eso nos angustió mucho… mi niña está primero que todo”.

Y, mientras nos debatimos entre la xenofóbica actitud hacia los venezolanos, recordemos que muchos de nuestros nacionales padecen ahora mismo una situación parecida. Son miles los colombianos –de sobra sabemos las razones– que tienen que padecer la xenofobia en distintas partes del mundo. Por esta razón es inexplicable la actitud que asumen algunos contra los venezolanos. Una nación que en el pasado le tendió la mano a cientos de colombianos que –huyendo de la violencia– buscaron en ese país un mejor futuro…

Edición 652 – Semana del 14 al 20 de septiembre de 2019

1 La primera presidencia de Hugo Chávez se inicia tras las elecciones presidenciales de 1998 en la que resultó ganador. Chávez asumió el poder el 2 de febrero del 2000. Después del acto en el Capitolio Federal, sede del Congreso de la República se dirigió al Palacio de Miraflores acompañado por un grupo de simpatizantes. Desde allí decretó la activación del “Poder Constituyente”.

2 Biografía de Nicolás Maduro según “Granma”, órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

5 El Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixtos (GIFMM) fue creado a finales del 2016. Es co-liderado por OIM y ACNUR. Funciona como un espacio de coordinación para la respuesta a la situación de refugiados y migrantes en Colombia.

7 Vale la pena darle una mirada a Reymar Perdomo con su canción “Me fui”.

8 El castrochavismo es un neologismo con origen en la política en Colombia que describe a una supuesta ideología de izquierda que podría permitir que se instale el comunismo en Colombia. Termino muy usado por la extrema derecha colombiana.

   
 
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