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Agitación social en América Latina, incluida Colombia |
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Una ola de agitación social recorre América Latina en los últimos meses. En algunos países la agitación se origina en medidas económicas antipopulares (Chile, Ecuador…), en otros se debe al deterioro ostensible de las libertades democráticas o a un afán fuera del orden institucional, o forzándolo, para permanecer (perpetuarse) en el poder (Nicaragua, Bolivia, Venezuela…). |
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Luis I. Sandoval M.1 |
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Este texto escrito apenas unas horas antes de que se produjera la libertad de Lula el viernes 8 de noviembre y un par de días antes de los acontecimientos en Bolivia que terminaron con la renuncia del Presidente Evo Morales y varios de sus más cercanos colaboradores el domingo 10, constituye un intento de mostrar en rápido paisaje las luchas o dinámicas de acción colectiva que buscan más justicia y más democracia en nuestro continente y cómo desarrollos análogos en Colombia referidos a la defensa de la paz y la vida forman parte de ese paisaje. Explícitamente se asume el criterio de que no hay proceso emancipatorio auténtico de un pueblo si no van estrechamente hermanados los valores de la igualdad y la libertad. Ni igualdad sin libertad, ni libertad sin igualdad. No es solo cuestión de clasificar un régimen como de derecha o de izquierda, sino ante todo de establecer cuál es la vivencia real de tales valores humanizantes y civilizatorios en el transcurrir de una nación. Una ola de agitación social recorre América Latina en los últimos meses. En algunos países la agitación se origina en medidas económicas antipopulares (Chile, Ecuador…), en otros se debe al deterioro ostensible de las libertades democráticas o a un afán fuera del orden institucional, o forzándolo, para permanecer (perpetuarse) en el poder (Nicaragua, Bolivia, Venezuela…). Colombia muestra a la vez descontento social y afectación de libertades, con la adición de que aquí la indignación, más que justa, se alimenta además por el exterminio implacable de líderes sociales y excombatientes guerrilleros, por el incumplimiento flagrante del acuerdo de paz y de los acuerdos hechos por el Estado con diversos movimientos sociales y por nuevos proyectos socialmente regresivos. El reclamo social en el continente se plantea con más frecuencia frente a gobiernos de derecha, el reclamo por libertades se plantea tanto frente a gobiernos de derecha como de izquierda. Los problemas referidos a la migración de enormes volúmenes de población forman parte de este panorama. Migración desde países centroamericanos hacia Estados Unidos, migración de Venezuela hacia Colombia y otros países del sur. Tanto por opciones de derecha como por opciones de izquierda se altera la regla, sagrada en democracia, de la alternancia en el gobierno con pleno respeto a los resultados de elecciones limpias. La institucionalidad electoral presenta una pasmosa debilidad en prácticamente todos los países del continente latinoamericano y, a menudo, también un protuberante nivel de corrupción y propensión al fraude. Las derechas que regresan al gobierno no parecen volver para quedarse. Llegan con recetas ya ensayadas y fracasadas. La injerencia de potencias ajenas al continente tampoco tiene recibo. Lo que se advierte es un nuevo ciclo en que sectores progresistas o izquierdas democráticas se instalan en el gobierno con respaldos inusitadamente amplios como ocurrió en México hace dos años con el holgadísimo triunfo de Andrés Manuel López Obrador y como acaba de ocurrir en Argentina con el triunfo rotundo de la fórmula presidencial conformada por Alberto Fernández y Cristina Kirchner. La corrupción es un factor agobiante, prácticamente común a todos los gobiernos, sean de derecha o de izquierda, que agrega combustible a la indignación ciudadana y a la protesta social. Corrientes de opinión, partidos y gobiernos se han sentido estimulados a un manejo camorrero, truculento y abusivo de lo público, los medios y las redes, siguiendo el modelo impuesto en los Estados Unidos por el magnate republicano Donald Trump. No vivimos precisamente tiempos de esplendor democrático. La economía, especialmente en su forma extractivista, sigue un curso arrasador de comunidades y naturaleza. Las políticas antisociales hacen estallar a los pueblos. Patética la confesión del presidente chileno de no comprender la aspiración de cambio y justicia del pueblo. En Colombia un gobierno de derecha, inspirado por un líder sub judice, comete cada vez más errores en todos los órdenes, desarrolla un reduccionismo implacable del acuerdo de paz, “Finge la paz, siembra la guerra y privatiza lo público” (El Aprendiz del Embrujo, balance del primer año de gobierno de Iván Duque hecho público por redes de derechos humanos), se muestra insensible e ineficaz frente a los asesinatos de líderes sociales y excombatientes guerrilleros, y frente a las masacres de que han sido víctimas comunidades indígenas en el departamento del Cauca. Ese gobierno pierde cada día más apoyo de opinión, hasta el punto de verse obligado a retirar al Ministro de Defensa Guillermo Botero ante la inminencia del triunfo de la moción de censura por ocultar al país la muerte de niños y niñas en reciente bombardeo –espantosa carnicería– efectuado contra disidentes en el Caquetá. La reacción frente a esta insostenible situación se aprecia, en el campo político, con la puesta en marcha, desde febrero, de la iniciativa Defendamos la Paz; en el campo social, con frecuentes acciones de movilización que al presente se concretan en una convocatoria a salir a las calles el 21 de noviembre y, en el campo cultural, con una admirable dinámica artística, lo que en países de habla hispana se está llamando artivismo, esto es, la expresión del compromiso social y político del arte. Surge así un horizonte de esperanza. El 15 de noviembre se adelanta importante acción internacional por la paz en Ginebra, Suiza. El 24 se conmemora en Agua Bonita, Caquetá, el tercer año de la firma del Acuerdo de Paz entre el Estado colombiano y las Farc – EP con amplia presencia de actores nacionales y comunidad internacional. Se recabará cumplimiento cabal del Acuerdo. El 26 se realiza una Cumbre de Autoridades Territoriales por la Paz, que congrega alcaldes y Gobernadores próximos a tomar posesión el 1° de enero de 2020. Se materializa el retroceso de la derecha e igualmente el avance de los alternativos experimentado en los comicios del pasado 27 de octubre. El país está en camino de pasar a manos de sectores política, técnica y moralmente capaces de construir una democracia de alta intensidad, mediante innovadoras formas de coalición y apelando seriamente al recurso de consultas para dirimir las múltiples aspiraciones que aparecerán en la fase de aproximación a las elecciones parlamentarias y presidenciales del primer semestre de 2022. Colombia participa del auge de fuerzas que marcan el nuevo ciclo democrático que ya despunta en América Latina. Falta ver si se da la sensatez suficiente para compartir una estrategia de unión, o si los alternativos de Macondo siguen fatalmente fragmentados y presa de rivalidades insuperables. @luisisandoval / lucho_sando@yahoo.es 1 Investigador social, columnista de prensa, presidente de la Asociación de Estudios y Acción Política Democracia Hoy – Demhoy. | |||||||||||||
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