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La corrupción campea y sigue avante |
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La corrupción es un delito grave que frena el desarrollo económico y social en todas las sociedades. Ningún país, región o comunidad es inmune a ella y la tarea de los gobiernos, de sus gobernantes, es erradicarla por completo y no como dijo un expresidente colombiano: “Tenemos que reducir la corrupción a sus justas proporciones”. |
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Álvaro Ortiz Ramos |
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Mucho se ha escrito en Colombia sobre el tema de la corrupción y mucho se tendrá que seguir escribiendo mientras no se le ponga un “tatequieto” a esas prácticas del “todo vale” y a esa rampante cultura de la ilegalidad. Para ponernos en sintonía con los cientos, miles de ciudadanos –muchos de ellos jóvenes que recién despiertan– que protestan por reales cambios –incluida la lucha contra la corrupción– en la sociedad colombiana, ponemos nuevamente el tema para reforzar esa urgente necesidad de parar ya a los corruptos. Recordemos que un primer intento que para frenar los alcances de los corruptos fue la votación que al menos 11 millones y medio de colombianos logramos ese histórico domingo 26 de agosto de 2018 para sacar adelante la consulta anticorrupción… La corrupción es como una enfermedad cancerígena –si se me permite la asimilación– que se toma todos los estamentos del Estado y la sociedad. Es común escuchar denuncias de actos de corrupción en la salud, en la justicia, en las obras de infraestructura, en la política, en las Fuerzas Armadas y un gran etcétera. Si se tratara de categorizar la corrupción podríamos decir que la corrupción administrativa ocurre en el 73% de los casos, siendo la contratación pública el proceso más afectado. Y dentro del total de actores vinculados a hechos de corrupción, se evidencia que el 39% fueron funcionarios públicos y el 30% autoridades electas por voto popular. De estas últimas, el 41% fueron concejales y el 40% alcaldes, seguidos por gobernadores (10%), diputados (7%) y senadores (2%), según consta en un informe de Transparencia por Colombia de mayo de este año. (Descargue aquí el informe) “El 59% de los hechos de corrupción violaron derechos sociales, económicos y culturales, 39% derechos civiles y políticos y el 2% derechos colectivos y del medio ambiente”, señala el informe que además indica que “los hechos de corrupción se concentraron mayoritariamente en los sectores de Educación (16%), Infraestructura y Transporte (15%) y Salud (14%)”. De igual forma destaca el informe que la mayor alerta está concentrada en el nivel territorial, pues de los 327 hechos identificados, el 69% son de alcance municipal, el 25% del nivel departamental y un 6% de hechos restantes correspondieron a hechos de alcance nacional. Corrupción sin freno Siempre que se habla de corrupción, recuerdo que en el pueblo de mis padres alegan que la carretera que los lleva hasta sus veredas aparece en Planeación Nacional como pavimentada…cosa que nunca ha sucedido, pero –dicen ellos– se pagó. Añaden que cada vez que se hace el reclamo les dicen que esa vía aparece como pavimentada… “y pues nosotros que podemos hacer”. Es tan aberrante el asunto de la corrupción que la Fiscalía a comienzos de este año denunció los casos más insólitos en Colombia. Por ejemplo: una plaza de mercado que no se construyó, pero se pagó ($5.199 millones); o el caso del empleado de un juzgado que estafó a una mujer con un falso remate ($9.710.000); también el funcionario de la Unidad de Víctimas que se “guardaba” las ayudas de los beneficiarios ($125 millones); la empresa que dejó sin internet a 149 escuelas ($1.933 millones) y hasta un policía que frustró un robo, pero decidió quedarse con parte del botín ($1.676.000). En ese momento –hablamos de marzo de este año– la Fiscalía llevó ante los estrados judiciales a 32 personas entre funcionarios, exalcaldes y contratistas por presunta corrupción en varios delitos que suman $24.219 millones. Aterra la variedad y las insólitas formas como se menoscaban los dineros públicos en el país, así como también aterra la desidia de la justicia, pues, por ejemplo, el caso de la plaza sucedió en el año 2013. Las investigaciones de –digamos– esos pequeños actos de corrupción –que también suman– se desarrollaron en nueve municipios de ocho departamentos (Valle, Boyacá, Putumayo, Córdoba, Meta, Risaralda, Chocó y Huila). La “prensa” enemiga de los corruptos En su tercer informe “Así se mueve la corrupción: una radiografía de los hechos de corrupción en Colombia 2016 – 2018”, la plataforma de curaduría de información, investigación y seguimiento del fenómeno de la corrupción el “Monitor Ciudadano de la Corrupción” de Transparencia por Colombia, identificó y sistematizó 327 hechos de corrupción reportados en 46 medios de prensa entre enero de 2016 y julio de 2018. De acuerdo con esos datos, la corrupción administrativa ocurre en el 73% de los casos, siendo el proceso de contratación pública el más afectado y se concentraron mayoritariamente en los sectores de educación (16%), infraestructura y transporte (15%) y Salud (14%). En 207 de los casos de corrupción identificados en el estudio, se señala que cerca de $17,9 billones de pesos están en juego. Adicionalmente a eso, el 59% de los hechos de corrupción violaron derechos sociales, económicos y culturales, 39% derechos civiles y políticos y el 2% derechos colectivos y del medio ambiente. Preocupación mundial Como dijo António Guterres, Secretario General de la ONU –sin ser precisamente un sabio– “la corrupción engendra más corrupción y fomenta una cultura destructiva de impunidad”. Cada año se paga cerca de un billón de dólares en sobornos y se calcula que en el mundo se roban 2,6 billones de dólares anuales mediante actos de corrupción, suma que equivale a más del 5% del producto interno bruto mundial, según se desprende de un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. El mismo documento indica que en los países en vía de desarrollo se pierden, debido a la corrupción, una cantidad de dinero diez veces mayor que la dedicada a la asistencia oficial para el desarrollo. (Descargue aquí el informe) La corrupción es un delito grave que frena el desarrollo económico y social en todas las sociedades. Ningún país, región o comunidad es inmune a ella y la tarea de los gobiernos, de sus gobernantes, es erradicarla por completo y no como dijo un expresidente colombiano: “Tenemos que reducir la corrupción a sus justas proporciones”. “La corrupción nos mata. Nos quita vidas humanas cuando una persona muere en la puerta de un hospital sin acceder a atención, ni a medicamentos; cuando una mala construcción se cae sobre sus habitantes; cuando un alud aplasta a personas que viven en zonas de alto riesgo. La corrupción nos quita vida también como sociedad porque fractura la confianza, espanta tanto la inversión nacional como la extranjera, aumenta los costos de transacción, encarece todo, deteriora la calidad de todo y con ello nos quita competitividad, nos rapa empleos, empobrece a la mayoría y enriquece injustamente a pocos, se refugia en la impunidad y puede asesinar hasta la legitimidad de la democracia”. Óscar Ortiz González, Abogado. Ex zar Anticorrupción, Gestor de la Constitución de 1991. Esperemos pues que los organismos del Estado encargados de salvaguardar los recursos públicos acaten las recomendaciones que desde diferentes organizaciones se hacen para aumentar los sistemas de detección, prevención, investigación y sanción de los hechos de corrupción. Amanecerá y veremos… Edición 665 – Semana del 14 al 20 de diciembre de 2019 | |||||||||||||
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