![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
||||||||
La encrucijada de Colombia: dos modelos de país, debate y elecciones 2022 |
|||||||||||||
![]() |
|||||||||||||
A raíz de los debates presidenciales difundidos como nunca en Colombia, a través de medios tradicionales y redes virtuales, la ciudadanía colombiana podrá decidir sobre dos modelos de país y dos proyectos de sociedad, nación y estado en el doble ciclo electoral, congreso y presidencia que singulariza el tránsito de la crisis de hegemonía nacional. |
|||||||||||||
Miguel Ángel Herrera Zgaib, PhD |
|||||||||||||
![]() |
|||||||||||||
“He ahí el panorama irreversible de la agricultura capitalista. Así le parezca “melancólico” al líder de la tendencia reformista-agraria lo que ha acontecido después de 38 años de aprobada la ley 200 de 1936 y 13 años después de la ley 135, y considere que se trata de “una concepción anticuada de la sociedad y de la economía” (Carlos Lleras), ya no es posible hablar más de reforma agraria y de redistribución de la tierra”. Elección mediática y modelos económicos A raíz de los debates presidenciales difundidos como nunca en Colombia, a través de medios tradicionales y redes virtuales, apareció –más allá de los argumentos ad hominem entre competidor@s los martes y jueves pasado–, para la ciudadanía colombiana que podrá decidir sobre dos modelos de país y dos proyectos de sociedad, nación y estado en el doble ciclo electoral, congreso y presidencia que singulariza el tránsito de la crisis de hegemonía nacional. Si atendemos el lid ofrecido por Roberto Pombo, –pichón de periodista de la revista de izquierda Alternativa–, hoy conductor mediático con blasones y reconocimientos al servicio de Prisa exhibió en “el juego de tronos” local a tres campeones, uno por cada coalición, en términos de Fico Gutiérrez, izquierda, centro y sentido común dominante, en mi términos, reacción política. Los otros dos, por supuesto, son Gustavo Petro y Sergio Fajardo. Sin embargo, en el curso del debate, Fajardo y Gutiérrez, exalcaldes antioqueños para más señas, consentidos del grupo GEA, estuvieron de acuerdo en hablar de dos modelos de país, pero distinguiéndose los tres, en lo posible e imposible, del otro. A la postre resulta que el otro modelo es el que encarna Petro, mientras que Fajardo desconoce de plano la dirección política del uribismo, esto es, la seguridad democrática, la política pública de guerra como madre de todas las políticas. Dicho lo cual, el profe Sergio “el matemático”, insiste en hacer cuentas jugado por la educación que, para él es la mejor forma de realizar la utopía de la igualdad de oportunidades. Insistió en la promesa que creará una universidad pública virtual con cupo para 80.000 estudiantes, con los mejores estándares de calidad, durante los 4 años de su presidencia. De otra parte, en materia de modelo, el extractivismo para Sergio y Fico no son cuestionado con una propuesta alternativa, aunque sí hay una diferencia en términos de hacer una reforma tributaria real, en el sentido que grave de modo proporcional a las grandes fortunas, como en parte lo viene ensayando el presidente Fernández, y lo anuncia Amlo en México, sin que esté claro todavía cómo se cumple y cumplirá. El candidato a vencer en la paz y la guerra Gustavo Petro, quien como los otros dos también intervino durante la primera esgrima de los 10 precandidatos. En el espectáculo inaugural organizado por Semana/El Tiempo, con el respaldo de dos grandes pulpos financieros, Gilinski y Sarmiento Angulo, que prometía una audiencia potencial de 26 millones, eso sí, sin registro comprobable de qué audiencia tuvo en aquella fecha. Entonces expuso su modelo reformista liberal, que reclama para ello, el patronazgo de cuatro prohombres: Alfonso López Pumarejo, Gabriel Turbay, Jorge Eliécer Gaitán y, ante la diatriba de Juan Manuel, Luis Carlos Galán. Para combatir al neoliberalismo reinante y que implantó César Gaviria en la Constitución de 1991, con el beneplácito de Antonio Navarro, el principal líder del M19, cuando Gustavo era un promisorio dirigente juvenil de la ciudad de Zipaquirá. Gustavo aclaró también que, al inicio de su gobierno cesarán las exploraciones petroleras, no las explotaciones en cursos ni las exploraciones autorizadas con anterioridad. Él será campeón de las energías limpias, y tendrá que modificar el modelo neoliberal que está soportado en las divisas obtenidas por concepto de cocaína, el primer producto de exportación nacional, petróleo y carbón en el cambiante mercado capitalista global. Ninguno de los tres “paladines” en el juego de tronos local se manifiesta en contra de la paz, pero Fico, en particular, insiste que la conocida tiene que favorecer a la guerrillerada, a las bases, y no a los “cabecillas” que son los que están gozando de las mieles de la paz mal hecha por la administración Santos. En relación con la negociación con el ELN, y cómo tratar a las disidencias, la relación de cada candidato fue con respecto a la primera insurgencia guerrillera. El candidato de la reacción, en definitiva, concluye que los elenos no quieren la paz, pero, paradójicamente dice, que solo habría un proceso con ellos si antes cesan todas las hostilidades. Es la misma medicina de su correligionario, el presidente saliente Iván Duque, y el papá de todos los “huevitos”. El candidato de centro, Sergio, insiste que está con la paz, pero no precisa de qué modo avanzar en ella. Gustavo anima desde el año 2018, el bloque de la paz con la propuesta del Pacto Histórico, del que ahora dejó por fuera a Comunes, los interlocutores principales de los Acuerdos de La Habana/Bogotá/Cartagena. Presencia femenina y virtudes teologales Si fijamos la mirada en los restantes candidatos, individualizados por sus intervenciones en el debate del martes, para todos fue notorio que la coalición de Centro Esperanza está en calzas prietas, porque cobija la mayor heterogeneidad posible en materia programática e intereses, con la pretensión de levantar la bandera exclusiva de la anti-corrupción. Ingrid pretende ser la campeona, patente en el rifirrafe con Alejandro Gaviria, a quien “denunció” por su aceptación a vocerías de la clique de Cambio Radical, el lugarteniente Barón Cotrino, del gran cacique Vargas Lleras, nieto del legendario Carlos Lleras. El ex rector Gaviria, con franquicia de los Andes, señaló a la candidata de Oxígeno Verde como oportunista e hipócrita, invitándola a que se mirara en su propio espejo. Ella amenazó que se retiraría de la Coalición si no se expulsaba la contaminación de los corruptos de Centro Esperanza. Este viernes vencía el plazo sin que haya noticia de su proceder final que saque a los corruptos del castillo de la pureza política. La otra mujer en el panel de precandidatos, Francia Márquez, representante de las negritudes en el Pacto Histórico, incluida de última hora, se deslindó, igualmente, del evangelio excluyente de Ingrid, quien despojó a los demás de poder disputarle el liderazgo moral. La Juana de Arco local recordó sus 6 años de secuestro por las Farc y su trayectoria de congresista en lucha contra los corruptos. Francia recordó, en cambio, que el secuestro no era la única carta, sino también el desplazamiento, los asesinatos de líderes y lideresas. Delante de este rosario, el “ingeniero solitario”, Rodolfo Hernández, enjugó sus lágrimas, recordando cómo a su hija la asesinó el ELN.1 Petro recordó cómo fue torturado durante los tiempos del estatuto de seguridad, y las dolamas quedaron suspendidas en el tiempo del debate. Juan Manuel Galán, cabeza del resucitado Nuevo Liberalismo, atacó a Petro, contrastándolo con el que conoció en los años 2005/6. Ahora aparecía asociado con causas y asuntos que combatió en el pasado. Gustavo defiende por interés electorero, el aborto 0, para congraciarse con el pastor Saade, y se asocia con liberales non sanctos del Pacto Histórico, y la exclusión de mujeres provenientes de minorías y falsos positivos. A todos esos cuestionamientos le respondió, y remató señalando que estaba con el liberalismo de Luis Carlos Galán. En suma, con estos vaivenes, quedó claro que el otro modelo, el del puntero en los reportes de las encuestas conocidas hasta hoy, Gustavo Petro, es el reformismo liberal con la apuesta global por la defensa y preservación del medio ambiente. Lo que supone romper con el modelo de reproducción capitalista dependiente y periférico del extractivismo, y la protección de la industria nacional, y la defensa de las libertades públicas. Últimas encuestas y modelo puntero “Si quienes trabajan personalmente la tierra no pueden ser hechos propietarios, se dice, dejemos subsistir las viejas formas de explotación de la tierra; pero procuremos que la relaciones entre el propietario de ésta y el trabajador sean reguladas por la ley de forma equitativa”. “Mi generación, iniciada en la década de los 70, se encontró en una coyuntura de grandes transformaciones políticas y económicas, en las que el gobierno de la época planeaba un desarrollo económico promoviendo el mercado interno, la industria y el desarrollo urbano…” El hoy ex rector de la Universidad Nacional, Víctor Manuel Moncayo, quien era en los años 70, un reconocido analista marxista de los asuntos jurídicos escribió para la revista de la izquierda radical, Ideología y Sociedad, filo-trotskista, número 14-15, de julio/diciembre de 1975, “La Ley el Problema Agrario en Colombia”. Del cual extraje un valioso epígrafe que preside este artículo de análisis coyuntural. La cita fija la atención en la agricultura colombiana y cómo ésta se transforma en capitalista sin remedio, mantiene la vía junker y no la farmer. Al respecto había escrito Vladimir I. Lenin, a comienzos del siglo pasado. Adelantaba un enconado y esclarecedor debate con el populismo ruso, al escribir su célebre texto sobre el desarrollo del capitalismo en Rusia, antes del triunfo de la revolución socialista. En Colombia, a fines de los años 60 y comienzos de los 70, se produjo un quiebre, una ruptura de la hegemonía cultural al interior de la universidad pública colombiana. Marcado por las acciones de rechazo antiimperialista a la reforma Patiño, y a la presencia del reformismo impuesto por la Alianza para el progreso. Así fue como se experimentó en la praxis universitaria en rebeldía el cogobierno por 4 meses. Obtuvo la respuesta reaccionaria del gobierno de Misael Pastrana que ordenó el cierre militarizado más largo de la principal universidad pública del país, la Nacional, y afectó el elenco del naciente sistema de universidades públicas solidarias y en lucha, con diversas medidas y duraciones. En presencia simultánea del Acuerdo de Chicoral que llevó al traste la lucha campesina, que era organizada y liderada por la Asociación de Usuarios Campesinos y sus mandatos de “tierra para quien la trabaja” y “tierra sin patronos”. Para borrar de las políticas del bloque bipartidista gobernante, el recuerdo de la tendencia reformista-agraria de corte farmer, que Moncayo identificó en la Ley 135 de 1961 que quiso recuperar el desarrollismo liberal de Carlos Lleras, con los posibles efectos de la Ley 1a. de 1968, que publicitaba la nueva aparcería. En cambio, lo que ocurrió fue la vía libre al desarrollo capitalista sin reforma agraria. Fundado y reafirmado en la gran propiedad y en el despojo del campesinado parcelario. Pero, claro, esta acción produjo la resistencia campesina armada antes y después del Acuerdo de Chicoral, y tuvo sus antecedentes más antiguos en las luchas campesinas de fines de los años 20 y comienzos de los 30, cuando triunfa la vía de desarrollo capitalista, y se abre luego la crisis orgánica de ese capitalismo dependiente de larga duración, con el correspondiente despliegue de una revolución pasiva como respuesta a la negación de la reforma agraria y las luchas obreras por la nacionalización de la explotación de los recursos naturales, en primer lugar, el petróleo, contra la Standard Oil Company. Volviendo al punto, esta decisión del Frente Nacional bajo el gobierno del estado de sitio blandiendo la fórmula de excepcionalidad, reprodujo y amplió la vorágine de la guerra oligárquica contra el pueblo en resistencia, tanto el campo como la ciudad. En lo superestructural estuvo representado ese momento de ruptura ideológica y política por la izquierda universitaria con diversos matices, cuando, hasta partir aguas con el reformismo liberal del MRL del compañero presidente quien recordó a sus discípulos de las juventudes que él era y seguía siendo un burgués, como lo había sido su padre. Pero aquella revolución intelectual, moral y educativa fue reprimida brutalmente, o transformados e integrados sus más notables cuadros político-intelectuales. Lo cual explica en parte, el tono y el timbre de un joven protagonista de aquellos dulce/amargos años 70, Ricardo Mosquera Mesa. Él hoy hace memorias en los 70 años de Economía de la Nacional que empezó en 1945, y se recreó de modo autónomo el 22 de enero de 1952. La suya es una memoria parcial y con lagunas importantes, porque borra el radicalismo del que fuera parte, como participante del proyecto camilista primero, y luego del fallido pero valioso intento de los círculos marxistas que aspiraron ser partido revolucionario con la URS, renunciando a la vía armada pero no a la revolución democrática, sin lo cual era imposible aclimatar el socialismo en Colombia. El leninismo y la hegemonía estaban entonces a flor de piel, y eran la “moda universitaria” en las grandes asambleas y debates de época. Al respecto recuerda, sin embargo, el ex rector de la Nacional, para el escrito para El Tiempo, “las tesis sobre el problema campesino, complementadas con el problema agrario, que ya Antonio García había argumentado explicando los problemas del latifundismo, la concentración de tierras y la necesidad de una reforma agraria, al igual que los textos del sociólogo profesor Darío Mesa sobre el tema”.2 En todo caso, cuando Moncayo, otro protagonista como maestro expulsado de la Nacho, escribió su artículo en 1975, hizo claridad del reformismo de la revolución en marcha, y partía aguas al respecto en materia de política para el agro y el campesinado pobre, mediano y parcelario. Descubría la verdad de la ley 200 de 1936, que no era otra que fortalecer el desarrollo capitalista por la vía junker, terratiente, consolidando un bloque burgués terrateniente bajo la hegemonía de la fracción del capital bancario resultado de la acumulación fruto de la especulación con la venta del café en el exterior, que condujo, igualmente, a la quiebra del Banco López. Y al final de su largo y sustancioso ensayo de 1975, concluía que “ya no era posible hablar más de reforma agraria y de redistribución de la tierra”.3 ¿Por qué este rodeo histórico y teórico? Porque el puntero en las últimas encuestas, Guarumo/Analítica y Pie, sigue siendo Gustavo Petro, y lleva más del doble a quienes son los segundos con porcentajes menores al 42 por ciento alcanzado en algún momento de las mediciones del año anterior. Y él, sí habla de la redistribución de la tierra, y de cumplir con los 6 puntos de los Acuerdos de Paz, y en particular con el primero que, ni más ni menos, reivindica la pertinencia histórica de una reforma agraria integral. En estas reivindicaciones concurrieron tanto el gobierno del neoliberal Santos como la insurgencia guerrillera de las Farc – EP, para hacer la dejación de armas, que quedaron en buena cantidad fundidas en la instalación de Doris Salcedos que más de uno han pisado y caminado por estos días con melancolía. El hecho es que a la ex guerrilla le han hecho conejo, y a los que no han dejado las armas los mantiene en el monte, haciéndose sentir a su manera, que, por supuesto, no es como en la célebre canción del crooner Frank Sinatra. Dicho lo cual, cierro con estos recuerdos, y enlazando, dos comentarios, uno sobre los 70 años de Economía, que con Piketty recordó la tremenda desigualdad global, y la colombiana en particular, para hablar de un socialismo redistributivo. Pero fue inaudible la exigencia de una reforma agraria integral por parte del economista de Sincé, exdirigente comunista de los tiempos de la FUN, Hernández Gamarra. Tampoco lo hace en sus recuerdos de El Tiempo, el ex rector Mosquera Mesa de la Nacional, y ponente de la reforma educativa del año 92, que a hoy es enjuiciada por sus incumplimientos y estrecheces. Será porque como lo decía otro ex rector, Moncayo, dirigente profesoral en los tiempos del programa mínimo universitario tenía razón en 1975, que ya no es posible hablar de reforma agraria y de redistribución de la tierra. Todo pareciera indicar que, el invocado como “príncipe democrático” por el líder social y analista Luis Sandoval, va a contracorriente de esas sentencias y esos olvidos de última hora en la Universidad Nacional que se esfuerza para dejar de ser una universidad de guerra y para la guerra y hacer tránsito a la universidad de paz y democrática, recuperando el liderazgo perdido en la lucha por la reforma intelectual, moral y educativa levantada hace algo más de medio siglo. Colofón necesario Dicho lo cual, será que es posible que se impulse una reforma agraria integral, una nacionalización de nuestros recursos estratégicos, y que haya una respuesta democrático revolucionaria a la revolución pasiva en curso continuado desde las claudicaciones incrustadas en la Constitución de 1991; validadas por la inconsecuencia democrática de uno de los tres presidentes de la Constituyente, Antonio Navarro, como lo recuerda en su libro Una vida, muchas vidas, quien hoy invoca los espíritus democráticos del liberalismo colombianos, de los cuales probablemente el único rescatable es Jorge E. Gaitán. Con fundamento en su compromiso inicial con las luchas agrarias, y por lo que quedó escrito en el llamado Plan Gaitán, del que fue su escribiente principal Antonio García, quien fuera el gestor del Instituto de Ciencias Económicas. Aprovechando el aire renovador que trajo la rectoría fugaz de Gerardo Molina, quien tuvo que exiliarse en 1948, por respaldar los llamados a una Junta Revolucionaria luego del asesinato del líder y probable primer presidente popular nacional de Colombia. El debate está reabierto, y ya “hay silbos de llama en la brasa”, parafraseando a Jorge Zalamea, otro protagonista en los últimos retozos reformistas radicales del liberalismo colombiano. Edición 764 – Semana del 5 al 11 de febrero de 20221 El periodista Gómez recordó en crónica reciente sobre el episodio de Rodolfo que la asesinada era una de las dos hijas adoptivas de Rodolfo Hernández, y que él se había rehusado a pagar el rescate que le reclamó el ELN; y cómo explicó luego por qué consideraciones pragmáticas procedía así, frente a la suerte futura del conjunto familiar. 2 Mosquera Mesa, Ricardo, Óp. Cit., ET, p. 2.10. 3 Óp. Cit. p. 46. | |||||||||||||
![]() |
![]() |
||||||||||||
comentarios suministrados por Disqus | |||||||||||||