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La gran estafa |
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Nos siguen llevando hacia el abismo y proponen autoritarismo para contener la inconformidad, porque todo lo quieren hacer por la fuerza y con daño, y están dispuestos a reventar lo que se les oponga; no solo las rocas que con fracking romperán para sacar el petróleo sino a las propias fuerzas armadas, a las que conducen cada vez más hacia la corrupción y la falta de honor so pretexto de defenderlas. |
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Fernando Valencia Rivera |
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Lo volvieron trizas, lo arruinaron y lo enlodaron hasta la vergüenza. Fue eso lo que hicieron los del partido de gobierno, pero no con el acuerdo de paz sino con el país entero. Incumplieron todas y cada una de sus promesas, y lo peor no es que hayan estafado a millones de personas, sino que ahora pretendan perpetuarse en el poder acudiendo exactamente a las mismas propuestas y métodos, como si se burlaran de su inteligencia. El Centro Democrático llenó de miedo a la gente con una serie de fantasmas, dentro de los cuales podríamos referir la impunidad y el poder político que recibirían los reincorporados de las Farc, el ascenso del narcotráfico, la escalada de la corrupción, la inseguridad en las ciudades y el empobrecimiento de la economía; que en su conjunto equivaldrían, según ellos, a llevar al país a una situación como la de Venezuela. Pasados cuatro años desde cuando se escogió a este presidente, y veinte desde cuando empezaron con el discurso del miedo para justificar su método autoritario, es evidente que han logrado exactamente todo lo contrario a lo que prometieron: el país está en poder del narcotráfico y los corruptos, la inseguridad campea ya no solo en las zonas rurales y regiones apartadas sino hasta en los sectores más exclusivos de las principales ciudades, el hambre, la inequidad y la pobreza alcanzan las más altas cifras y son de las peores en América Latina, el Estado se ha endeudado hasta su máximo nivel y sigue elevando el déficit fiscal; contrario a ser una amenaza, más de 300 reincorporados han sido asesinados y la impunidad se ha favorecido no sólo con el veto que este gobierno y su partido le impusieron a la consulta anticorrupción sino también con la captura que han hecho en su favor de los principales órganos de control y de justicia. Como si esta realidad no fuese palpable para cualquier persona en uso de razón, los partidos de gobierno insisten en reencauchar su método: siguen pregonando que todo es el resultado de un ataque comunista (hasta lo de Abudinen), que la derecha nos salvará de ser como Venezuela (aunque a esta altura ya no se sabe si están mejor que nosotros) y que para eso se necesita mano dura, dado que los varios centenares de líderes asesinados y la brutalidad policial para enfrentar la protesta no han logrado acabar con el descontento que produce esta crisis de país. Nos siguen llevando hacia el abismo y proponen autoritarismo para contener la inconformidad, porque todo lo quieren hacer por la fuerza y con daño, y están dispuestos a reventar lo que se les oponga; no solo las rocas que con fracking romperán para sacar el petróleo sino a las propias fuerzas armadas, a las que conducen cada vez más hacia la corrupción y la falta de honor so pretexto de defenderlas. Dado que sus líderes están sumidos en un profundo desgaste de legitimidad, quieren engañar a la gente con personajes que fungen de independientes y juveniles por usar lenguajes coloquiales, zapatos deportivos y juegos en internet. Es tal el desespero que les produce advertir que Venezuela ya no es considerada una amenaza para nuestros intereses, que les ha dado por buscarnos verdaderos enemigos como Irán y Rusia, a tal punto que por cuenta de este presidente ahora seremos los aliados de la OTAN en el conflicto en Ucrania. De aquí no se sigue sino que seamos una base de misiles norteamericanos y que los rusos hagan lo propio con Venezuela, de forma tal que se produzca en América Latina algo parecido a lo que padece el Medio Oriente y entonces sí, para gusto de estos gobernantes autoritarios, puedan imponer con mayor respaldo la mano dura que amerita un estado de guerra y a la que conciben como única forma de dirigir un país. ¿Hasta dónde llegará la ambición de estas élites aferradas al poder? Hasta donde lo permitamos, hasta donde los deje nuestra parálisis por miedo o nuestro silencio por conveniencia egoísta. Está claro que de mantener esta ruta seguiremos cayendo por la pendiente de la inequidad y la violencia, que no es el momento de aplicar maquillajes y remiendos, salidas tímidas, sino el de cambiar radicalmente de rumbo y hacer realidad ese Estado Social que define la Constitución. Ya sabemos que esta política del odio y el miedo nos conduce a una gran estafa, y que la era del autoritarismo ha llegado a su fin. Nos merecemos la oportunidad de contar con un gobierno de izquierda. América Latina nos espera. Edición 766 – Semana del 19 al 25 de febrero de 2022 | |||||||||||||
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