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¿Entre la transición democrática |
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En las elecciones de marzo, mayo y junio lo que está en juego no solo es quien gana, sino algo mucho más trascendental. Vamos a decidir si avanzamos hacia una transición democrática y dejamos atrás este régimen cacocrático o, por el contrario, lo consolidamos por otros cuatro años. |
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Hernando Llano Ángel |
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Profesor Departamento de Ciencia Jurídica y Política – Calicanto |
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Tal es la disyuntiva frente a la cual nos encontramos los colombianos en estas elecciones para el Congreso y la Presidencia de la República. Así lo comprobamos si repasamos los más recientes escándalos en las tres principales coaliciones y los perfiles de los precandidatos y candidatos presidenciales mejor posicionados en los sondeos de intención de voto. ¿Coaliciones políticas o complicidades electorales? Primero, presenciamos el escándalo erótico-electoral protagonizado por Alex Char y Aida Merlano1 en la Coalición por la Experiencia o Equipo Colombia. Escándalo que nos revela bien el origen del nombre inicial de dicha coalición dada su probada experiencia para ganar comicios comprando votos y robando la confianza de ciudadanos ingenuos. También su capacidad como equipo para atraer a sus filas a valiosas mujeres como Caterine Ibarguen2 y ponerla a saltar al vacío de la politiquería y el clientelismo bajo la dirección y entrenamiento de una especialista en el tráfico de votos e intrigas, como Dilian Francisca Toro, que ahora autodenomina a su empresa electoral el “partido de la Unión por la gente”3. Un “Equipo Colombia” donde además destacan figuras como Federico Gutiérrez, Fico4, que parece estar en el concurso “Yo me llamo” representando una versión vulgar y juvenil de Álvaro Uribe Vélez, impostando su voz con expresiones tan prosaicas y destempladas propias de un culebrero paisa. En la segunda coalición, la de la Esperanza, la agria controversia entre Ingrid Betancourt5 y Alejandro Gaviria6 sobre las maquinarias y los votos cautivos, replicada recientemente por la disputa entre el plebeyo Carlos Amaya7 y el patricio Juan Manuel Galán8, nos muestra claramente el peso determinante de la tradición familiar y de clase social para coronar una carrera política con éxito. Y, para terminar, la escabrosa denuncia9 contra Piedad Córdoba10, como candidata al Senado por la coalición del Pacto Histórico, nos pone de presente de nuevo las deletéreas y deslegitimadoras relaciones entre la política y la violencia, que también proyecta sombras del pasado guerrillero de Petro11 sobre el presente y futuro electoral de su coalición para el Congreso y su propia candidatura presidencial. Perfiles difuminados y cuestionados Sombras que están siendo difuminadas en forma intensa, tendenciosa y tenebrosa por las redes sociales, atribuyéndole responsabilidad en crímenes horrendos no probados en la serie de vídeos denominada “Pacto de Silencio”12, que hacen contrapeso a los presentados por Matarife13 sobre el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Todo lo anterior es más propio de un régimen político cacocrático14 que, de uno democrático, pues sus dos principales figuras aparecen gravemente comprometidas con la violencia y la ilegalidad desde espectros ideológicos antagónicos. Gustavo Petro con la rebelión en un pasado lejano, sepultada en los escombros de la violenta toma del Palacio de Justicia ejecutada por el M-19 en 1985, siendo entonces Petro personalmente ajeno a semejante extravío político y militar, pues no pertenecía al Comando central de dicha guerrilla al mando de Álvaro Fayad, cerebro de semejante delirio. Y Álvaro Uribe con la represión estatal y el apoyo de las AUC en un pasado cercano y su “exitosa Seguridad democrática” que dejó más de 6.000 ejecuciones extrajudiciales o “falsos positivos” de jóvenes cruelmente engañados y asesinados. Legado que se prolonga hasta el actual gobierno de su partido, el Centro Democrático, con sus funestos resultados en el deterioro de la seguridad ciudadana y el auge incontrolable de la criminalidad común y política, bajo la cínica bandera de “Paz con legalidad”. Así las cosas, cada ciudadano afín a dichos líderes, sus proyectos políticos y partidos se encuentra frente a dilemas decisionales que superan lo electoral y comprometen su juicio ético y moral, en tanto persona responsable y no un simple elector manipulable. En verdad, es una decisión difícil de tomar, teñida de emociones, sentimientos de odio y amor, miedos y esperanzas, que la convierte más en una cuestión pasional que racional. Quizá por lo anterior aparecen con tanto auge figuras como Rodolfo Hernández que se disfraza de anti político y se exhiben como empresario15 exitoso e incorruptible16, salvadores de la Nación. Embuste con el cual seduce fácilmente a millones de ciudadanos incautos, hastiados de la violencia y la corrupción, que prefieren no pensar sino confiar ciegamente en una persona tan patética y superficial que confunde la política con los negocios y la complejidad de una nación, como la nuestra, con la administración exitosa de una empresa de ingeniería como la suya. Tal confusión conlleva no solo una corrupción irreparable e irreversible de la política, ya que la complejidad y gravedad de nuestros conflictos sociales y económicos no son superables con simples decisiones empresariales y administrativas o con voz de mando patronal, sino con acuerdos sociales que implican transformaciones históricas que afectarán privilegios y desigualdades cada día más inadmisibles. Es decir, acuerdos públicos y no simples decisiones personales sobre cuestiones tan cruciales como la justicia social, el modelo de desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental, que no dependen solo de la buena voluntad de un gobernante sino de numerosos actores políticos y sociales con legítimos y contrarios intereses en conflicto. Es todo lo anterior lo que menosprecian antipolíticos como Hernández y expresidentes tan incompetentes y corruptos como Trump, incapaces incluso de reconocer hasta sus derrotas electorales y de separar sus intereses empresariales de los públicos y generales. Por ello es por lo que en las elecciones de marzo, mayo y junio lo que está en juego no solo es quien gana, sino algo mucho más trascendental. Vamos a decidir si avanzamos hacia una transición democrática y dejamos atrás este régimen cacocrático o, por el contrario, lo consolidamos por otros cuatro años. Y esto último acontecerá si botamos nuestro voto al elegir a los menos competentes y comprometidos con los intereses públicos, la paz política, la equidad social y la sostenibilidad ambiental. Es una decisión indelegable que cada persona debe tomar teniendo en cuenta que no solo está en juego su vida, seguridad y prosperidad, sino la de toda la sociedad y nuestras futuras generaciones. Edición 767 – Semana del 26 de febrero al 4 de marzo de 20221 Jaque a Char: entrevista exclusiva con Aida Merlano – Revista Cambio, febrero 6 de 2022. 2 Caterine Ibargüen salta a la política: encabezará la lista del Partido de la U al Senado – Portal AS Colombia, octubre 20 de 2021. 3 Partido de la Unión por la Gente. Wikipedia la enciclopedia libre. 4 Federico Gutiérrez Wikipedia la enciclopedia libre. 5 Íngrid Betancourt. Wikipedia la enciclopedia libre. 6 Alejandro Gaviria. Wikipedia la enciclopedia libre. 7 Carlos Amaya. Wikipedia la enciclopedia libre. 8 Juan Manuel Galán. Wikipedia la enciclopedia libre. 9 El nuevo testigo clave contra Piedad Córdoba. Confidenciales Revista Semana. 10 Piedad Córdoba. Wikipedia la enciclopedia libre. 11 Gustavo Petro. Wikipedia la enciclopedia libre. 12 Pacto de Silencio / Petro y las cárceles del pueblo - Cap. #1 – YouTube Comisión Civil de la Verdad Herbin Hoyos Medina. 13 Matarife “Un Genocida Innombrable” Capítulo 10 – “El odio hace al monstruo” – YouTube Matarife Oficial. 14 Cacocracia. Portal Fundeu. 15 La falacia del presidente empresario. Opinión El Espectador. 16 Fiscalía dio principio de oportunidad a testigo contra Rodolfo Hernández. Diario El Tiempo, febrero 19 de 2022. | |||||||||||||
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