Análisis situacional del orden glocal con el “dinosaurio” Gramsci

 
 
 

Es necesario pensar en la alternativa de los procesos constituyentes, donde las ciudadanías de cada uno de los países construyan una paz con igualdad social y gobiernos democráticos con representación fundamental de los grupos y clases subalternas que modifique el sistema político global y la ecuación guerra/democracia.

 
Miguel Ángel Herrera Zgaib, PhD.
 
Grupo Presidencialismo y Participación, Minciencias/Unijus, presidente IGS-Colombia
 
 

Parte I

Una Interlocución Abierta

Fernando y Carlos, leí, pero no contesté los intercambios anteriores y en lo posible me pongo al día. Aclaro desde donde me paro, para plantear los asuntos que aquí presento para nuestra interlocución.

1. En razón de la coyuntura glocAL a la vista, global y nacional, con sus complejidades como ya lo recordé en un correo anterior, pienso en la metodología de “un dinosaurio”. Para responder a los asuntos en la liza de esta conversación amigable y provechosa en materia de verdad situada.

2. Para recordar la ironía de Gramsci con respecto al positivismo de entonces, y cómo Cuvier, con un “hueso” podía reconstruir el esqueleto de un dinosaurio; y cómo observando con detalle la cola de un ratón, probablemente, uno podía llegar a construir una serpiente antediluviana. Gramsci era un crítico del positivismo, pero claro, no tout court. Él se reclama del partido del materialismo histórico con acento en lo “histórico”. Por eso, pienso yo, decidió llamar al legado de Marx, Filosofía de la praxis, con la mediación de su paisano Antonio Labriola, de donde la toma.

3. Pienso que en materia epocal, seguimos en el capitalismo, con nuevo régimen de acumulación hegemónico. Para recordar aportes de la escuela francesa de la regulación con sus críticas, y, quizás, su más aventajado discípulo, Bob Jessop, cuyo libro Sobre el estado tradujo y prologó J.C. Monedero, hace pocos años.

4. El régimen de acumulación neoliberal, no poscapitalista en sentido general asumido, está en ascuas.

5. Pero no hay a la vista otro régimen en la revolución pasiva propia del capitalismo que no sean las diversas versiones del “progresismo”. Todas desde arriba, que se parecen mucho a la característica revolucionaria del modo de producción capitalista siempre realizadas desde arriba.

6. Es lo que pronosticaron y diagnosticaron los autores del Manifiesto Comunista, con ocasión de la crisis de acumulación capitalista de 1848, que advirtieron los revolucionarios de su tiempo, y los parias alemanes, que se jugaron y fracasaron en esta opción en Alemania que los burgueses antes jacobinos rechazaron.

7. En Francia, sabemos, se llegó hasta el ensayo de la República Social, que tuvo sus ecos en Colombia, con la experiencia de las Sociedades Democráticas. Espero que sirva la coda local, y no se vuelva despiste.

8. Para concluir que Colombia está inserto en ese régimen de acumulación, que, curiosamente, constitucionalizó César Gaviria a través del Frankenstein de 1991. Fue una manera, en mi entendimiento de tratar de conjurar una crisis de legitimación, que no de hegemonía, del orden anterior. A lo cual intentó responder el gobierno Barco, dándole curso a un esquema “pinchurriento” de oposición con su socio histórico, el conservatismo, con la asesoría del politólogo de cabecera, egresado de la Nacho, el liberal, Cepeda, padre de Cepedín. Muy informado de los desarrollos politológicos de gringolandia.

¿Y los grupos y clases subalternas hoy?

9. ¿Nada tienen que ver con las clases sociales? Claro que sí, pero como entre otros, comentan Negri&Hardt en Multitud, las clases se transforman. Por eso, ellos hablan y proponen la categoría de Multitud, que es concepto y práctica de clase en el tercer milenio. Es el mundo del trabajo material e inmaterial en todas sus múltiples formas, incluso el llamado ejército de reserva, y los desempleados enfrentados al capital glocAL.

10. Esta multitud, en mi categorización gramsciana, la llamo multitud subalterna, porque está constituida por una pluralidad de grupos y clases subalternas que luchan en los espacios de la sociedad política (el llamado estado de gobierno) y la sociedad civil compuesta por el entramado de los “organismos privados”. Las dos articuladas por los intelectuales en sus estratos y especializaciones, que corresponden también a un grupo subalterno conforman el estado ampliado o integral.

11. Esta categorización corresponde al Gramsci de la cárcel, de los años 31 – 35. Previo al estallido de la II Guerra Mundial. Para entonces, él había aprendido ya la experiencia de la Gran Guerra, y con ella el paso en términos de estrategia de una guerra de movimientos que se había ensayado desde 1789 hasta 1848 en Europa, a una guerra de posiciones democrática, después del triunfo de los bolcheviques en Rusia, 1905 – 1918. Así se entró a la nueva guerra, y así se salió de ella, pero con una nueva estructura mundial, el sistema de la ONU y el Consejo de Seguridad.

12. Epocalmente se ha extendido la guerra de posiciones democrática a todo el planeta, y la revolución democrática en cabeza de una hegemonía proletaria/campesina bajo los cometidos de la revolución socialista como fase transicional avanza con interrupciones y se cumplimiento cabal glocal hasta la fecha.

13. Por eso, la actual, sigue siendo, en su arreglo neoinstitucional, ensayada bajo la batuta de Hans Kelsen y Keynes, y sus discípulos, una estructura no democrática para el manejo de las relaciones internacionales en lo económico/político, en la medida que tiene una base democrática representativa, cuyo modelo es el mercado económico capitalista, y un poder ejecutivo, con permanentes, y provisionales miembros, hasta ser 17, con poder de veto. Así que cada gran potencia, media o pequeña, lo usa en su propio beneficio estatal nacional y de sus aliados circunstanciales.

14. Hoy, tenemos un sistema hegemónico global fracturado y un sistema contra-hegemónico que emerge con la presencia competente de dos que tres liderazgos, Rusia como complejo industrial militar y con una economía capitalista neoliberal extractivista, gas, petróleo y una agroindustria mecanizada en el campo de los cereales.

China como neoliberalismo extractivista con una estructura de sociedad de control autoritaria, sin garantía de D.H., automatizada y con el más grande desarrollo del capitalismo industrial actual con el control centralizado del PCCH. A cambio de unas precarias condiciones de igualdad social en el marco de los derechos sociales, económicos y culturales en las ciudades porque en el campo y las áreas semirrurales se contabilizan aún más de 600 millones de pobres.

Irán, con una sociedad confesional gobernada por el liderazgo de los Ayatollahs y su sistema comunitario de subordinación conectado con las prácticas asistencialistas del islam sujetas a los consabidos lazos de mando y obediencia.

India bajo la autoridad del hinduismo y los herederos del Partido del Congreso y sus aliados. En un espacio de dominación sin hegemonía, con poderes regionales Confederados. De los cuales habló el historiador Ranajit Guha, cuando escribió Dominación sin Hegemonía. Explota la fuerza de trabajo en condiciones de pobreza superior a la China, y con desigualdades regionales abismales. Con un poderoso capitalista industrial, y una economía extractivista de similares proporciones a la China.

15. Está luego en la cadena de la dominación mundial América Latina con liderazgo descuadernado, que un poco apunta a ciertos bloques territoriales, el Sur, con Brasil/Argentina en tensión con Chile/Colombia; Centroamérica con centro gravitacional en México y un foco disruptor en El Salvador; y en el Caribe, la presencia solitaria de Cuba bajo el bloqueo perenne y los apoyos inciertos antes, brindados por la Venezuela de Chávez/Maduro.

Hoy bloqueada, pero con el alza intempestiva de los precios del petróleo que superan a la vista la bonanza que hizo posible el reparto de plusvalía entre los más pobres sublevados de Caracas y sus entornos en los primeros tiempos de la revolución bolivariana.

Todos los países sometidos al centinelato, el control económico y militar de la cabeza del orden imperial, los EUA con el apoyo de su vecino Canadá, y sus gobiernos aliados.

¿Ad portas de la tercera guerra mundial?

En la antesala tuvimos en las dos semanas corridas, la palabra de orden de un presidente envejecido, Joe Biden, que, en su discurso ante el Congreso, sentenció: vamos por él, esto es, el judoka y caballista Vladimir Putin; éste a través del Canciller S. Lavrov amenazó con el uso de armas nucleares si era puesta en peligro la seguridad rusa y sus intereses estratégicos territoriales más inmediatos.

Resultados inmediatos de estas balandronadas pronunciadas en el centro del círculo atómico con poder de veto. El impacto de un proyectil en los alrededores de la planta nuclear más grande de Europa, con seis reactores, uno, el 4o activo a 60% de operación. El incendió fue conjurado, y el reporte de Rafael Grossi, de OIEA, no aseveró quién disparó el misil. Pero, claro, este incidente actualizó el desastre de Chernobyl, ocupado ya por el ejército ruso, y en la tarde del viernes se avanzaba sobre el control de Zaraporiyia, en el Sureste de Ucrania.

La Federación Rusa reformada por Putin, después del reemplazo de Gorbachov y Yeltsin sigue en la campaña militar de tomar control de la parte de Ucrania contigua al Mar Negro, con la cual gana el acceso histórico directo de la salida al Mediterráneo; y avanza para el control definitivo del puerto de Mariúpol en el óblast del Donetsk, confluencia de los ríos Kalmius y Kalchyk, en las orillas del mar de Azov.

A hoy se habla en paralelo de las conversaciones bilaterales, entre Ucrania y Rusia, en territorio de la Bielorrusia de Aleksandr Lukashenko para establecer corredores humanitarios; un cese al fuego en los lugares de las migraciones que ya superan el millón de ucranianos en movimiento. Buena parte de los cuales van a parar a Polonia que antes rechazó a los parias que venía de Asia por la ruta de Turquía y quedaban detenidos, con excepciones en ese tapón que es el estrecho de los Dardanelos, el antiguo Helesponto. Es la única ruta naval del Mediterráneo al Mar Negro con su indudable importancia estratégica.

Así, Rusia rompe por las malas el cerco que le tendía con parsimonia y con aceleramiento observable la OTAN, bajo el comando demócrata/republicano, con un “respiro” táctico de Trump, que coqueteaba con Putin para golpear la creciente fuerza hegemónica de China en Asia y su amenaza de recuperar Taiwan/Formosa/ en el mar de China; y someter a una autoridad indiscutible a Hong Kong, un protectorado inglés por muchos años; y conservar a su amigo que le cuida las espaldas, Corea del Norte, desde la guerra caliente de los 50.

De este modo, Putin y la clique militar y oligárquica garantiza que los acuerdos de 1990/91, en tiempos de Gorbachov se cumplan efectivamente. Con estos se pretendió desmontar las amenazas de la guerra fría y las confrontaciones atómicas. Al poner en sus justas proporciones la relación del Pacto de Varsovia y la Otan para desnuclearizar el mundo.

Luego que se produjo en Ucrania la caída del presidente autócrata aliado de Rusia, dio paso al triunfo del comediante Zelensky, de empaque neoliberal, que promete defender el suelo patrio a sangre y fuego, y controlar el paso de la espita del gas a Europa a punto de congelarse.

Después de una preparación callada de tres meses de la resistencia con apoyo de EUA y la UE, que se sepa. Volodymyr, el sexto presidente de Ucrania se rehusó a limitar su soberanía en beneficio, y en favor del club de mejores amigos de la Otan, con los resultados catastróficos que tenemos a la vista para la ciudadanía rehén de los grandes poderes que se sacrifica a uno y otro lado de las “fake” fronteras que no se pueden defender con la fuerza de todo tipo.

En suma, no habrá tercera guerra mundial, por mutua conveniencia. Aunque algunos “analistas” ya iban por la quinta guerra mundial en sus conteos. Pero sí, otra cosa, la actualización del proceso de la revolución democrática inconclusa en el mundo ancho y ajeno del tercer milenio, con experiencias incidentales que las registró con desconfianza y provisionalidad Hannah Arendt al final de la II Guerra Mundial, cuando escribía y tipificaba los totalitarismos y el derrumbe de la narrativa de los derechos humanos como barrera contra la barbarie y la banalización del mal.

En todo caso, por las revoluciones proletarias socialistas se jugaron los trabajadores del campo y la ciudad en las experiencias originales, no la secuela de las impuestas en la denominada Europa del Este.

Al menos en su primera etapa, esto es, de revolución política, tuvieron los soviets, los consejos de fábrica, las comunas una experiencia cabal democrática, la parte de los sin parte en su praxis autonómica. Cuando golpearon y transformaron con o sin éxito a la sociedad política de sus países, generalmente, sujetos a formas de dominio autocráticas y/o dictatoriales.

Transformaron el poder gobernante en Oriente, Rusia, China, Cuba, Vietnam, entre otros, el modo geopolítico de clasificar a uno de los dos extremos, el otro es Occidente, cabeza inicial del sistema capitalista mundial, cuyas esquizofrenia y fetichismo ha vivido varias transformaciones sin renuncia sistémica a la explotación del trabajo material e inmaterial, a sacar provecho de las desigualdades estructural para rejuvenecerse, “así en la paz como en la guerra”.

La suerte de Elegir: Colombia, Subalternos e Intelectuales

El actual es un proceso planetario de revolución inconclusa, cuya fase democrática está estancada por la resistencia al socialismo como forma concreta de obtener una igualdad real y efectiva por vía de la persuasión y el buen ejemplo. Todo lo cual transformó la vulgata neoliberal en un acto de consumo ciudadano y popular, convirtiendo a los trabajadores consumidores a crédito de la plusvalía que les es expropiada a diario, empleados o desempleados.

De esa manera, de ganar momento la revolución democrática, se establecen las bases estructurales para el ejercicio de la libertad en democracia, sin las abismales desigualdades que midió y publicita el grupo francés a cargo del ecónomo-político Thomas Piketty, a quien tuvimos disertando en los 75 años de existencia de Economía en la Universidad Nacional. Era lo que advertía Estanislao Zuleta a los anfitriones del M19, acantonados en las montañas del Cauca, cuando el gobierno de Betancur y su ministro Jaime Castro, hicieron fracasar la iniciativa de apertura democrática respaldada por los fusiles y cananas conducidos por Carlos Pizarro LeónGómez, asesinado años después a bordo de un avión de Avianca.

Con este ejemplo de amenaza de guerra entre potencias de alcance mundial, que es muestra de cuánto ha crecido la desigualdad en el mundo capitalista bajo el régimen de acumulación neoliberal; y cuál ha sido, en el caso colombiano, el papel de la intelectualidad de oposición y crítica, que exhibe sin rubor su bancarrota práctica y teórica por inconsecuente, unilateral y sectaria, al celebrar los 75 años de fundación de Economía.

Aunque esta intelectualidad que pudo ser orgánica de las clases subalternas se sacrificó en la guerra. El resto, la gran mayoría, sigue con asiento principal en las universidades públicas y en particular, la Nacional, donde establece un contacto más efectivo con el país real, el país nacional como lo sentenciaba Gaitán en la plaza pública, sin que haya podido, sin embargo, encauzar con éxito una revolución intelectual y moral, sino reformas del corte de la Patiño, y contrarreformas al estilo Mockus, que no se reversaron.

Han marchado a la cola, las más de las veces, de la conducción de las multitudes subalternas y de transformación del sentido común dominante en la lucha por la hegemonía de la sociedad civil; o en sordina, siendo dependientes de los think tanks de las Universidades privadas, las que reproducen las formas de intelectualidad tradicional al servicio del establecimiento, con el protagonismo de los Andes a la cabeza de esta iniciativa al cierre de la debacle humana y política de 1948.

Este proyecto de Politécnico Humanista hoy tiene a la vista a dos de sus profesores metidos de lleno de nuevo en la contienda presidencial: Sergio Fajardo y Alejandro Gaviria, trasnochadas criaturas neoliberales en la cruzada teológico política contra los extremismos y los populismos que los alimentan.

La intelectualidad de la universidad pública en la administración de un presupuesto cada vez más mezquino y tardío, padeció por años, sin resistencia efectiva al deterioro de la planta física y las dotaciones requeridas para el mejor funcionamiento de los nuevos intelectuales.

Rezagada de las conquistas provisionales del cogobierno, de 4 meses, hace ya 51 años de eso. Ahora, apremiada por las urgencias del triunfo político posible después del aviso del año 2018 y 2019. Con el desafío de impulsar una reforma intelectual, moral y educativa que se viene aplazando desde los años 2010/11. Pero, que en todo caso tuvo un modesto pero significativo impulso renovador de parte del estudiantado antes, parando la contrarreforma Santos, y en todo caso, ampliando el mezquino presupuesto destinado al SUE, en 2019.

La movilización animó la pluralidad de las fuerzas estudiantiles y profesorales inscritas en dos tendencias, la de la representación convencional y la de la participación que no acepta cortapisas para su autonomía. Ambas insisten y chocan con la urgencia de democratizar todos los espacios de gobierno de la universidad colombiana.

¿En el juego regional y global con quiénes se alinea cada una de las fuerzas?

El llamado partido de la guerra, esto es Centro Democrático con el partido Conservador, el resucitado Salvación Nacional y los cristianos, tienen como su mejor amigo al gobierno de los EUA, y a sus aliados Gran Bretaña, Francia e Israel. El partido de la paz, hasta donde se sabe tiene dos alas, la del Pacto Histórico/Colombia Humana y sus aliados menores, tienen una posición favorable a la presencia de la UE, la ONU, y sus instituciones progresistas como la Corte Penal Internacional, OIT, UNESCO, OMS, y gobiernos socialistas de España, Portugal, y proyectos progresistas como México, Chile y Argentina, en menor medida. Con interés estratégico por la asociación con China, el Benelux y Escandinavia.

La otra ala, con la Coalición Centro Esperanza como punta de lanza, y sus facciones internas, Verde Oxígeno y Nuevo Liberalismo no tiene interés en los programas que impulsan en serio un programa de reforma agraria integral, y una transformación de la superestructura educativa a todos los niveles, con presencialidad de miles que no acceden a las universidades públicas. Tampoco tiene interés efectivo en transformar el modelo extractivista, y tacha de demagógico lo propuesto por el rival a vencer. La esperanza es una pasión triste, advertía Benedicto Spinoza desde el siglo XVII. En todo caso, un demócrata preso del materialismo metafísico, pero claro en exigir, según lectura de Toni Negri, un gobierno democrático absoluto, que amplía y modifica la invención democrática griega antigua.

Esta coalición mira todavía con consideración y reverencia a la lógica del respice polum, la gran potencia de Occidente, y claro, a la UE, con ciertas reticencias, y, por supuesto, está con los halcones de Israel y los manejos financiero de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes. Es una impronta de política internacional dependiente desde los tiempos del soñador gramático conservador Marco Fidel Suárez, que dejó a un lado el sueño bolivariano del Congreso Anfictiónico de Panamá (1826), y prefirió “sin remedio” seguir la ruta de la doctrina Monroe hasta nuestros días.

El presidente Duque, sin embargo, no ha tenido el descaro que tuvo su maestro, cuando decidió apoyar la invasión de las Malvinas, porque los generales argentinos las habían ocupado. Permitió que Gran Bretaña y EUA recuperaran a sangre y fuego este territorio colonial, estratégico al sur del continente americano.

Bueno, es un recorrido para cerrar con estas observaciones. Estamos en una guerra de posiciones democrática global y local que tiene dos tipos de solución: una confrontación catastrófica de imposición de un sistema hegemónico sobre otro que renace con tres apoyos. La Federación Rusa con un gran territorio, una economía extractiva estratégica con recursos naturales gigantescos, y un poderoso complejo industrial militar que incluye las bombas atómicas en su arsenal y los misiles capaces de despacharlas a todos los lugares.

El rival por contener y delimitar es el titular del sistema hegemónico en crisis, los Estados Unidos de Norteamérica, con apoyo en sus instrumentos de defensa y ataque, Canadá, la UE y Australia, con apoyos condicionados de Japón y Taiwán. Se reparten los papeles, de policía bueno y policía malo del mundo, en la caída del orden neoliberal.

Los primeros van en procura de la emergencia probable de un desorden multilateral más competitivo, desterradas las guerras frías y calientes, que se acerca a un sistema económico mundial de democracia representativa sin vetos, ni estados nacionales de segunda y tercera como hasta nuestros días.

Una interlocución abierta y el plato de “lentejos”

Con el ciclo electoral de 2022, queda a la vista, la importancia de la prédica callejera y de plaza del candidato puntero, Gustavo Petro, que se sostiene hoy, en un 44,6 % de favorabilidad, bien adelante de segundo y tercer aspirantes, que son figuras alineadas, eso dicen con el Centro, porque el otro, el que se autocalifica con cinismo de “democrático” es la confluencia de la reacción y la derecha juntas, donde los subalternos son masa de maniobra y obediencia inveteradas.

Petro, a contramano, insiste en acabar con el modelo extractivista, que en los Acuerdos de Paz de 2016 estaba expresamente prohibido, era intocable. En su lugar se acordaron seis puntos, siendo el primero el de una reforma agraria integral, a la que le puso conejo antes, en la primera mitad del siglo XX, Alfonso López Pumarejo, y su “revolución liberal”, que despertó la airada denuncia de Jorge E. Gaitán, defensor de aparceros, y vindicador de obrero del campo, junto con Gabriel Turbay, en el régimen de la Regeneración.

Esta “revolución liberal” que el candidato Petro invoca como moneda de cambio con el jefe único, César Gaviria, porque controla los avales del Liberalismo, –que insiste en borrar los matices de izquierda–, que le entregó el difunto Horacio Serpa, cuando el partido quería democratizarse por sus juventudes, vocera de las desigualdades padecidas por los grupos y clase subalternas.

Sin embargo, Gustavo piensa que, para ser gobierno, será posible una alianza sin costos mayores, con el propósito de convertirse en presidente en la primera vuelta. Hoy tiene a las coaliciones abiertas y encubiertas vueltas contra él. Primero, para cercar de garantías reaccionarias en el Congreso un eventual triunfo presidencial en primera vuelta, porque en la segunda con la composición de fuerzas medida estadísticamente está casi garantizada su derrota, es lo que piensan.

A no ser que el liberalismo de el brazo a torcer, y, a cambio, reciba una jugosa recompensa en la otra mano para propiciar el triunfo en la segunda vuelta, porque parece que no le “jalará” en la primera. Quizás con el suficiente aprendizaje que tiene Petro, no repita la “jugadita” fatal de su excomandante Antonio Navarro, cuya maniobra antidemocrática, lentejista en últimas, denunció en su libro testimonio, Una Vida, muchas vidas.

De otra parte. Hacia qué lado se incline la balanza al ritmo ensordecedor de los tambores de guerra que resuenan a las orillas del Mar Negro, dependerá de la movilización democrática de las multitudes subalternas en el mundo, porque son quienes pueden revolucionar en forma pacífica sus propios órdenes estatal nacionales. Al hacerlo, como recordaba Gramsci, cuando pensaba en la estrategia del Frente Común, derivada de la experiencia práctica de la III Internacional Comunista.

De nuevo es necesario pensar en la alternativa de los procesos constituyentes, donde las ciudadanías de cada uno de los países construyan una paz con igualdad social y gobiernos democráticos con representación fundamental de los grupos y clases subalternas que modifique el sistema político global y la ecuación guerra/democracia. Entonces la revolución democrática continuará su curso interrumpido, primero, desde los tiempos de la Comuna de París, y luego de la Revolución Rusa, de 1905 – 1917.

Edición 768 – Semana del 5 al 11 de marzo de 2022
   
 
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