![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
||||||||
La independencia del centro |
|||||||||||||
![]() |
|||||||||||||
Llegados a este punto, donde las posibilidades para el centro se han desvanecido y su lugar está siendo usurpado por la propuesta de salto al vacío, solo queda decidir entre la continuidad o el cambio; porque las alternativas de abstenerse, dejar constancias históricas o esperar a segunda vuelta solo favorecerían la continuidad… |
|||||||||||||
Fernando Valencia Rivera |
|||||||||||||
Abogado, docente Universidad de Antioquia |
|||||||||||||
![]() |
|||||||||||||
En medio de tanta contradicción electoral resulta difícil estar de acuerdo en algo, pero tal vez podamos coincidir en que las cosas no van bien y en que necesitamos hacer un cambio. Entre esas viejas cosas a modificar se encuentran la corrupción, la inequidad que tiene sumida a la mayoría de la población en la pobreza y el hambre, la ambición voraz que destruye ríos, bosques y páramos; el sometimiento del campo y de las periferias urbanas al dominio de grupos ilegales, el abandono generalizado del “sálvese quien pueda”, y la brutal respuesta contra el que reclama justicia. ¿Y si ya sabemos cuáles son nuestros males, por qué terminamos eligiendo gobernantes que prolongan la situación? Ensayemos algunas explicaciones para ver si coincidimos: digamos que los que ya tienen el poder hacen trampas para conservarlo, que nos da miedo el cambio porque no soportamos la incertidumbre -y “es mejor malo conocido que bueno por conocer”-, que hemos aprendido a ser buenos súbditos defendiendo los intereses de los poderosos, que nuestra idea mesiánica nos lleva a buscar caudillos, o que hemos dejado de creer que sea posible cambiar y por eso nos aliamos con los de siempre, por si algo queda. Miremos estas elecciones en concreto: Otra vez nos dicen que fortaleciendo la fuerza pública y aumentando las penas se resolverán los problemas de seguridad y de justicia, que dándole más beneficios a los empresarios habrá mejor empleo, que importando más alimentos habrá menos hambre, que, flexibilizando los controles, sobre todo los ambientales, habrá una mejor economía, y que repartiendo subsidios entre una pequeña franja de la población se superará la pobreza. Todos los candidatos, incluido el oficialista, se presentan como la oportunidad de cambio y se concentran en atacar todo aquello que va mal, aunque no siempre presenten fórmulas concretas de solución. De los principales candidatos en contienda solo Fajardo y Petro plantean programas con cambios efectivos al modelo de gobierno y al sistema económico, porque Fico propone la continuidad y Rodolfo un salto al vacío. Al inicio de la campaña Fico se presentó como de centro e independiente de los partidos, pero cuando quedó claro que era el de Uribe polarizó su discurso, y en cuanto se produjo el derrumbe del centro tomó como bandera el impedir que Petro llegue a la presidencia. Esta impronta conservadora, de defensor del statu quo, lo fue perfilado como el más opcionado para derrotar a la izquierda, pero dado que las encuestas han mostrado reiteradamente que no lo logrará, sus mentores y seguidores lo están desechando para virar hacia Rodolfo Hernández, en una muestra más de que prefieren lanzar al país por el abismo antes que perder sus privilegios y responder por sus actuaciones. Varios son los escenarios probables: 1) Si Petro ganara en primera vuelta, la derecha representada en Fico tendría una fuerza cercana al 25%, con la que haría una considerable oposición pero no afectaría la gobernabilidad; 2) si hay segunda vuelta y es Fico quien compite con Petro, contaría solo con una porción de los votos de Hernández que no le alcanzarían para derrotarlo pero sí para polarizar y obstaculizar su gobierno; y 3) si es Rodolfo quien llega a segunda vuelta, sus únicas banderas serían el antipetrismo y la antipolítica porque carece de propuesta y de experiencia; podría recibir los votos de Fico y eventualmente hasta derrotar a Petro, con lo que estaríamos entregando el país a un caudillo mendaz, sin programa, de perfil autoritario y sin bancada parlamentaria (algo peor que Duque, si es que fuese posible), y eso sí que sería arrojarnos por el despeñadero, porque Hernández no es Trump y esto no es Norteamérica. Llegados a este punto, donde las posibilidades para el centro se han desvanecido y su lugar está siendo usurpado por la propuesta de salto al vacío, solo queda decidir entre la continuidad o el cambio; porque las alternativas de abstenerse, dejar constancias históricas o esperar a segunda vuelta solo favorecerían la continuidad (como ya pasó en 2018) o las amenazas a la gobernabilidad. Queda confiar entonces en que la opinión se traduzca en votos, y en que la gente de centro decidida a apoyar el cambio lo haga en primera vuelta. Edición 779 – Semana del 28 de mayo al 3 de junio de 2022 | |||||||||||||
![]() |
![]() |
||||||||||||
comentarios suministrados por Disqus | |||||||||||||