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La decadencia de la derecha |
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Si se observa con detenimiento, la derecha viene en una profunda decadencia. Sus principales figuras exhiben un inquietante desgaste. En el taller del Gran Titiritero ya no hay material con qué reparar a esas marionetas del régimen. Esa misma derecha está hoy pegada, como rémora, al misógino, patán, ignorante y acusado de corrupción, Rodolfo Hernández Suárez. |
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Germán Ayala Osorio |
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A la Colombia mafiosa y criminal siempre la guio la derecha. Hemos llegado a este punto y momento histórico, por culpa de la mano siniestra de aquellos que, inscritos en esa orilla ideológica, redujeron el Estado a un dispensador de privilegios y recursos para una clase dirigente avara, sórdida, violenta, premoderna y feudal. Hoy, a 48 horas de las elecciones más importantes en los últimos años, la degradación de la derecha es notable y abrumadora. Baste con revisar a cuatro de sus políticos, para confirmarlo: Álvaro Uribe Vélez, Iván Duque Márquez, Federico Gutiérrez y Rodolfo Hernández. El primero, viene fungiendo como el Gran Capataz y fabricante de títeres. Es el responsable de haber creado a la marioneta que durante cuatro años defendió, a sangre y fuego, la operación de ese distribuidor de recursos, privilegios y gabelas que la academia insiste en llamar Estado. El joven godo resultó no solo fatuo, sino acartonado y retardatario. Además de violador sistemático de la Constitución política, Iván Duque Márquez exhibió un enorme desprecio por la democracia, por la crítica y por la institucionalidad. Al seguir al pie de la letra el manual de instrucciones que le entregaron el 7 de agosto de 2018, Duque supo despejar las dudas de la prensa internacional alrededor de su talante. La BBC News se preguntó al momento de su elección: ¿Colombia's new president Iván Duque: Puppet or rock star? Luego vendría la incómoda pregunta de la periodista Patricia Janiot al mismo sujeto. Así registraron varios medios lo sucedido durante la entrevista: “Patricia Janiot comparte frase de Uribe por la que le preguntó a Duque si era títere”. “Duque responde a Patricia Janiot si es o no un títere y le pide respeto”. Al final, con la ayuda del algoritmo asociado a la búsqueda de la frase títere colombiano, sus propios áulicos y militantes reconocen que efectivamente Iván Duque Márquez fue la marioneta de Uribe, convertido este último en el Gran Titiritero. Eso sí, los historiadores políticos lucharán contra esa negativa representación social que acompañará hasta el final de sus días a quien permitió que la Casa de Nariño se convirtiera en un oscuro teatrino. A pesar de la ignominiosa imagen alcanzada, la derecha sigue cabalgando y dominando a gusto de la mano de sus más prominentes figuras, ese orden económico, político y social que llamamos Estado. Ante la posibilidad de perder su control, por culpa del candidato presidencial Gustavo Petro Urrego, la desesperada derecha llegó a las elecciones de 2022 aparentemente dividida debido a la falta de una figura descollante que pudiera enfrentar la capacidad discursiva, la sapiencia y el sólido programa de gobierno del senador que les quitó la máscara y los desnudó, cuando develó las incestuosas relaciones con los grupos paramilitares. Entonces, emergió la pálida figura de Federico Gutiérrez, un político mal hablado, vulgar y poco leído. Al no llenar las expectativas del Gran Titiritero y al ver que no tenía la capacidad para enfrentar al candidato del progresismo, la derecha se volcó hacia la figura anacrónica y maltrecha de Rodolfo Hernández Suárez. Ya había quedado atrás el insignificante candidato Óscar Iván Zuluaga, una especie de muñeco de repuesto, a quien le dieron la orden de sacrificarse por alias Fico. El titular de El Espectador lo dijo todo: Me sacriFICO. Si se observa con detenimiento, la derecha viene en una profunda decadencia. Sus principales figuras exhiben un inquietante desgaste. En el taller del Gran Titiritero ya no hay material con qué reparar a esas marionetas del régimen. Esa misma derecha está hoy pegada, como rémora, al misógino, patán, ignorante y acusado de corrupción, Rodolfo Hernández Suárez. Este octogenario constituye la genuina expresión de la decadencia de la derecha colombiana. Aunque la posibilidad de que sea presidente de Colombia es latente, su eventual llegada a la presidencia de la República podría convertirse en el más estruendoso fracaso de los agentes del régimen. No importa lo que pase este 19 de junio, lo único cierto es que la derecha colombiana asiste a su propia degradación moral y ética. Edición 782 – Semana del 18 al 24 de junio de 2022 | |||||||||||||
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