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Jorge Isaacs y la actividad política |
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Ante las acciones de complot y promoción de la guerra como forma de hacer política, Isaacs se opuso debatiéndolo en el Congreso. En estos debates participó activamente, en su calidad de Representante a la Cámara, hasta el punto de ser saboteado y apedreado por agentes rechifladores, fletados por el mismo gobierno que en Bogotá apoyaba la ambición de Rafael Núñez para ser presidente y sabotear a los liberales radicales, estas trifulcas conllevaron al cierre del Congreso. |
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Alberto Ramos Garbiras1 | |||||||||||||
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Por iniciativa de Efraín Marmolejo Varela, Carlos Andrés Cardona, la Alcaldía de Tuluá, la gestión cultural de la primera dama, y los apoyos de la Gobernación del Valle, la Academia de Historia del Valle, la Academia de Historia de Buga y el Centro de Historia de Tuluá, todo con el respaldo intelectual de Simón Varela Falasci; se realizó en Tuluá –los días 27, 28 y 29 de octubre– un encuentro entre los admiradores de la obra de Jorge Isaacs. Esta reunión de “Isaccianos”, donde concurrieron conferencistas de la talla intelectual de Alonso Valencia Llano, Javier Tafur, Juan José Salcedo, Gustavo Rubio Lozano, Isabel Cristina Bermúdez y otros, dedicó este espacio para disertar sobre la obra literaria de Jorge Isaacs, y sus incursiones en la vida política del siglo XIX. Jorge Isaacs, nació en 1837, escribió la novela “María” entre 1863 y 1867, año en que se publicó. María es considerada como la novela más exitosa del siglo XIX, de corte romántico, pero con acento realista, donde confluyen 5 géneros literarios: costumbrista, romántico, ambiental, histórico y autobiográfica. Isaacs ya había redactado tres obras de teatro y su producción como escritor en periódicos como la “Nueva Era”, y otros. También incursionó en la poesía, fue funcionario del ferrocarril en los tramos iniciales, desarrolló labores como comerciante y agricultor, al asumir la dirección de las propiedades de su padre en el Valle; fue secretario de Gobierno del Gran Cauca y Secretario de Hacienda temporal, durante el gobierno del presidente federal, César Conto; Superintendente de Educación Pública, Cónsul en Chile, Representante a la Cámara y Presidente de Estado de Antioquia. Todas estas actividades desempeñadas entre 1869 y 1880. Luego fue explorador geográfico en Magdalena, Aracataca, La Guajira y la Sierra Nevada. Se vio envuelto en 4 guerras civiles y una guerra local. La primera guerra donde participó fue, a los 17 años en 1854, ingenuamente contra José María Melo, uno puede inferir, en retrospectiva, que no comprendía la complejidad de ese encuentro belicoso contra un movimiento popular, cuando en su madurez va a tener otra concepción. Luego estaría en la guerra por las soberanías, 1859 – 1861, otra vez en el lugar equivocado. Esta guerra civil de casi 3 años afectó a muchos propietarios que vieron saqueadas sus propiedades, abandonaron la dirección de las haciendas por la violencia rural creciente y la improductividad ocasionó crisis financiera. Sumado a ello debían pagar mano de obra agraria porque los esclavos habían sido liberados. Jorge Isaacs prácticamente fue instrumentalizado en esta guerra sin ser funcionario público en esa época, ni de convicción conservadora, en mímesis a la militancia de su progenitor, al ver como se radicalizan los liberales hacia un federalismo más garantista y funcional, hacia una sociedad menos excluyente, él se va inclinando por un espíritu libertario que lo llevará a su cambio de mentalidad. Ya en 1876 participa en la guerra por las escuelas, bien ubicado y defendiendo la enseñanza libre y su trabajo en el Cauca. Se transformó ideológicamente, desde lo religioso, del judaísmo paternal al catolicismo y luego a la masonería y al anticlericalismo. Y en lo político, pasó del sentimiento conservador familiar a las ideas liberales para concluir como un radical liberal afrancesado. A Jorge Isaacs, le tocó vivir una época convulsa, su niñez y juventud en medio de una Republica en formación con todo el lastre colonial vigente. Describió en la novel María, la esclavitud en las haciendas y siendo consecuente con este oprobio, su familia mantuvo un trato cordial con los esclavos que permanecieron otro tiempo después de declararse la manumisión durante el gobierno de José Hilario López. Luego presenciara las reformas para salir de ese marasmo feudal, guerras y reformas constitucionales, con la presión del clero y los terratenientes para inmovilizar los cambios, guerras civiles con acento religioso para reafirmar intereses le impidieron ver con claridad las dos primeras guerras donde fue conscripto. Un intelectual que fue creciendo en la formación política para entender su época y participar activamente en las transformaciones del momento histórico que le correspondió vivir, llegó a ser el político, al lado de César Conto, con mayor claridad sobre lo que estaba sucediendo en Colombia entre 1878, 1879 y 1880, según apreciación del historiador Alonso Valencia Llano, ese momento era clave para lo que habría de suceder o lo que se podía evitar. Tres años cruciales porque después de concluida la Guerra civil por las escuelas, llevada a cabo dentro del gobierno de Aquileo Parra, e iniciado el gobierno de Julián Trujillo, empezó una campaña desestabilizadora para tumbar presidentes regionales o estatales del sistema federal inaugurado en 1863 con la reforma constitucional de Rionegro. Tumbarlos por acoso, hostigamientos, mítines, turbamultas, acusaciones, o creando divisionismo en la región, o prefabricando trifulcas para desencadenar encuentros violentos y justificar la invasión con el ejército nacional con el pretexto de “solucionar el conflicto” creado. Campaña torticera que envolvía un objetivo central: Lograr la presidencia nacional de Rafael Núñez para el año 1880, sacando del poder en 6 estados federales a los presidentes seccionales para obtener mayoría en el Colegio Electoral, compuesto por los 9 presidentes de los estados federales, Colombia federal se llamaba: Estados Unidos de Colombia. Cambiar a presientes del radicalismo por presidentes liberales independientes, ante la disidencia registrada, presentándolos como radicales, pero eran “Nuñistas”, incorporados en el proyecto del incipiente Partido Nacional (liberales y conservadores unidos) y en la mira: Construir el sistema que se llamaría, “La Regeneración”, un Frente Nacional decimonónico. De esta manera Rafael Núñez, quien había perdido la elección de 1875, se desquitaba por no haber obtenido el apoyo de Manuel Murillo Toro. Y hábilmente, como presidente del Senado, candidatizó para la próxima presidencia de la unión a Julián Trujillo, triunfador de la guerra de 1876 “defendiendo” al gobierno de Parra. Esta nominación le dio pábulo para comenzar a maquinar los conflictos regionales, atizando las contradicciones para tumbar a los que él veía no votarían por su nombre, utilizando al presidente Trujillo. E hizo desconocer a nombres del radicalismo para el gabinete ministerial de Trujillo. Esa táctica violaba la Constitución de 1863 que consagraba la no intervención del gobierno central en los asuntos regionales, y solo se podría hacer con el consentimiento del Congreso. Se saltaron la autorización del Congreso. En el Estado de Santander apoyaron a Solón Wilches, ocuparon militarmente el poblado de Vélez, el principal bastión de votación radical. En Boyacá ganó la elección otro independiente, José Eusebio Otálora, que luego sería el presidente del país con Zaldúa como titular, y designado, Núñez. En Cundinamarca orquestaron una asonada contra el presidente Daniel Delgado (Radical) y el ejército nacional alcahueteó a los revoltosos haciéndose el de la vista gorda, este al fallecer, es reemplazado por López, es hostigado con marabuntas y saboteos, para ascender Aldana, un Nuñista. En Panamá, el señor Correoso, hastiado de acosos, oposición hirsuta y entrabamientos, renunció. La misma fórmula le aplican al designado Casoria, para hacerlo renunciar, asciende el segundo designado, Ortega (Nuñista) y se ganan otro Estado para el Colegio Electoral. En el Tolima el candidato Nuñista derrotado, Señor Didacio Delgado, invade militarmente la zona sacando del poder al presidente Frutos Santos. En el Cauca combinaron la acción electoral con una invasión, hostigaron, perturbaron administrativamente a Modesto Garcés para no dejarlo gobernar, saboteaban a los dueños de tierras adquiridas en remates efecto de las desamortizaciones; los Nuñistas promovieron la elección de Ezequiel Hurtado, ex ministro de Trujillo, acusaron a Sarria (Radical) el competidor, e invadieron la región con la dirección de Eliseo Payán. En el Magdalena promovieron otra invasión para sacar del poder a Luís Robles, e instalar al Nuñista Campo Serrano. A estas acciones de complot y promoción de la guerra como forma de hacer política, se opuso Isaacs debatiéndolo en el Congreso. En estos debates participó Jorge Isaacs, activamente, en su calidad de Representante a la Cámara, hasta el punto de ser saboteado y apedreado por agentes rechifladores, fletados por el mismo gobierno que en Bogotá apoyaba la ambición de Rafael Núñez para ser presidente y sabotear a los liberales radicales, estas trifulcas conllevaron al cierre del Congreso. Las relaciones entre la rama legislativa y la rama ejecutiva eran tensas, tal vez, dicen los analistas como Lázaro Mejía, lo más agresivo fue vetar en el Congreso el nombramiento de Rafael Núñez como embajador en los EEUU, y objetar el nombramiento de Arosemena como ministro del interior, así los posibles acercamientos entre radicales e independientes (Nuñistas), fueron clausurados. El presidente Trujillo, intentó reformar la Constitución para prolongar el período presidencial y disminuir las formalidades del trámite de reforma, entre otras, pero ninguna le fue secundada en el Congreso. Jorge Isaacs, se trasladó a Antioquia para apoyar la candidatura de Tomás Rengifo, caleño, presidente de ese Estado federal y candidato presidencial para el periodo 1880 – 1882, o sea, contendiente de Núñez, que era el candidato disidente, y a la vez, presidente del Estado de Bolívar. Con la mala suerte que Rengifo, renuncia a la presidencia de Antioquia y se traslada a Popayán, ascendiendo al poder el segundo vicepresidente, Pedro Restrepo Uribe, a quien Jorge Isaacs destrona militarmente apoyado por cuatro contingentes de batallones, convirtiéndose Isaacs en presidente de Antioquia, en enero de 1880. Pero no contó con el apoyo de Rengifo que le enviaría refuerzos, tampoco contó con el consentimiento del presidente de la Unión, Trujillo, quien envió a la guardia nacional para reponer en el cargo a Restrepo, quedó de esta manera entrampado Isaacs. Jorge Isaacs, quiso con este acto de valentía y arrojo, darle un ejemplo a todos los presidentes liberales radicales que estaban siendo destronados de sus cargos, para buscar la revitalización del partido liberal radical, el retorno al poder, evitar la desinstitucionalización de la nación, que conllevaría al acabose del federalismo, evitar la asunción del autoritarismo que él avizoraba portaba Rafael Núñez, y evitar la entronización del centralismo. Evitar también conflictos sangrientos mayores, como en efecto se registraron, con tres guerras civiles de final de siglo, las de 1885, 1895 y la de los mil días (1899 – 1902), las tres guerras encaradas por el liberalismo contra “La Regeneración”, ante el cierre de todos los espacios, la primera contra Rafael Núñez y, después de fallecer, contra Miguel Antonio Caro y contra la Constitución de 1886. Un novedoso Acuerdo Humanitario propuso Jorge Isaacs para evitar la reiniciación de esa guerra local, y buscar un entendimiento con las localidades de las regionales federales que conllevara a una paz necesaria a fin de no seguir con la crisis política producto de la ambición personal de una figura que instrumentalizó a los disidentes y creó la confusión de las fracciones políticas. Acuerdo Humanitario de al menos 5 puntos que según el profesor Ricardo Sánchez Ángel, debería ser estudiado y documentado como un importante antecedente del derecho de gentes. Este acuerdo se parecía a una doble exponsión: diferida y previa. La exponsión es un acuerdo de paz sobre el campo de batalla. Entonces era diferida porque se haría casi tres meses después de haberse concluido la toma del poder, y previa porque se iban a desatar otras batallas. Contenía el Acuerdo de Isaacs además de la convención entre las localidades para saldar las contradicciones políticas, la conservación de la fuerza militar rebelde hacia una transición, la reafirmación del carácter federal del Estado de Antioquia frente al gobierno de la Unión, la aprobación de una amnistía y un empréstito para los gastos de la guerra. El profesor Ricardo Sánchez, PhD en historia, planteó en un importante ensayo que, Gregorio Vergara, comandante general de la Guardia Nacional, desconoció la propuesta del Acuerdo Humanitario, procedieron a las capturas y a una descalificación moral de las actuaciones, con calumnias sobre malversación de fondos y uso particular de la hacienda pública. En Bogotá le desconocieron a Isaacs el derecho a la defensa, siendo Representante a la Cámara, porque no tenían facultad para imponer la pena de expulsión, solo podían calificar la actuación para que otros entes actuaran. (Sánchez Ángel, 2018). Nota: Si quiere saber más sobre esta interesante biografía, el autor nos ofrece a través del Canal 2 Cali de YouTube: Isaacs, novela MARÍA y la esclavitud – Historia del siglo XIX en Colombia. Bibliografía Mejía Arango Lázaro. “Los Radicales. Historia política del radicalismo del siglo XIX”. Libro publicado por la Universidad Externado de Colombia. Editorial Kimpres Ltda. Primera edición, octubre del año 2007. Sánchez Ángel Ricardo. “Jorge Isaacs y la revolución de los indignados”. Ensayo publicado por la Universidad del Valle en el libro “A Isaacs lo que es de Isaacs”, Compilatorio del IX Simposio Internacional sobre ese autor. Colección Artes y Humanidades. Universidad del Valle, programa editorial, primera edición, octubre del 2018. 1 Magíster en Ciencia Política (Universidad Javeriana); PhD en Política Latinoamericana, Universidad Nacional de Madrid (UNED – España); en la actualidad es profesor de las cátedras: derecho internacional, derechos humanos y cátedra de Paz, en la Universidad Libre. | |||||||||||||
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