Nacionalismos en choque

 
 
 

Putin ya no es comunista, y Zelenski, nunca lo ha sido. Es un enfrentamiento entre dos derechistas. Pero ambos son nacionalistas desde su territorio. Desde Rusia se propaló la idea que los neonazis influían en el alto gobierno de Ucrania y con esto descalificaban toda acción de defensa y autonomía. En aras del equilibrio hay sectores neonazis en Rusia y en Ucrania.

  Alberto Ramos Garbiras1
 
 

El politólogo italiano Ludovico Incisa, citando a Shafer, alude a cinco definiciones, con ingredientes diversos, para entender el nacionalismo. Tiene que ver con el amor por el suelo donde se nace (de allí los alegatos ancestrales), la raza, la lengua y la cultura histórica de una nación; o se relaciona con la aspiración a la independencia política; la devoción mística por el conjunto llamado Nación (aunque esté conformado por diversas etnias, o haya sido producto de fusiones raciales); el dogma acerca de esa Nación a la que se pertenece, se cree, tiene más derechos respecto a otras del vecindario, o puede dominar a otras (discurso que propalan los más radicales). Todas las definiciones de nacionalismo son insatisfactorias.

El problema del nacionalismo no está superado como creen algunos, al contrario, permite explicar las conductas viscerales, el rechazo hacia otros grupos. La ciudadanía universal kantiana nunca se logró cristalizar (aquella idea del planeta tierra para todos), los migrantes, los extranjeros, y más, los refugiados, son desconocidos, o vapuleados. Las poblaciones cada vez se apegan más a su terruño, el patriotismo es una expresión de defensa y radicalidad para limitar a los extranjeros. El nacionalismo, más el populismo, son ingredientes que manejados con discursos xenófobos, hacen arder las fronteras. “Muchos de los países de la Europa del Este y la región euroasiática tienen una larga historia de diferentes grupos étnicos con orígenes diversos, que han vivido bajo una gran variedad de sistemas políticos –desde ciudades-estado a principados o imperios. Solamente de forma más reciente se han articulado como estados-nación, pero con grandes retos de nation-building y democratización que los diferencian de las trayectorias de los estados-nación de la Europa occidental”. (Serrano, 2022)

“El nacionalismo es un fenómeno (relativamente) moderno, nacido alrededor y en relación al Estado, que hace referencia a un sentimiento de pertenencia a una colectividad. Suele entenderse que el nacionalismo tiene una vertiente política y otra cultural. La vertiente política representa la existencia de un vínculo entre los individuos de una comunidad derivado de la convivencia política y se fundamenta en un interés común indivisible o en un pacto social beneficioso y voluntario. La vertiente cultural del nacionalismo, por su parte, apela a un vínculo creado por elementos comunes como la lengua, la historia común, la religión o la etnia. El nacionalismo, en la práctica, suele aunar ambas vertientes de forma compleja, y debe entenderse junto con la idea de soberanía y de identidad cultural”. (www.modeloparlamnetoeuropeo.com)

Las nacionalidades congregadas, sumando los diferentes Estados en la UE, cada uno de ellos, configuran un mosaico de nacionalismos. Inclusive dentro de los mismos países por etnias y grupo de las regiones –basta mencionar a catalanes y vascos dentro de la España de las autonomías– para citar solo dos. O valones y flamencos en Bélgica, etc.; el astillamiento en los Balcanes es la muestra más clara de los choques nacionalistas que con guerras se disolvieron. Y así podemos encontrar las pluri-etnias en cada país. Pero frente a la Euroasia y su corredor territorial, para concentrarnos en el tema del conflicto actual, encontramos el nacionalismo ruso, el nacionalismo ucraniano, el subnacionalismo en las dos zonas del Dombas, y los nacionalismos del vecindario de países ex soviéticos (Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Lituania, Estonia, etc.), e inclusive los nacionalismos dentro de la Federación Rusa.

“Con el inicio de las Comunidades Europeas y la idea de Jean Monnet de crear un espacio común de paz se pretendía, entre otras cosas, acabar con la posibilidad de que renacieran los nacionalismos que habían llevado a Europa al peor desastre de la humanidad, la segunda guerra mundial. Si se echa un vistazo a la historia de la Unión Europea, sin duda, esta ha resultado un éxito en este sentido, aparte de la ya conocida idea de Charles de Gaulle de la Europa de las naciones, pero nunca en contra de las Comunidades Europeas” (…) “Visto de esta manera, que lo contemplan estos movimientos nacionalistas, cabría pensar que todos los retos que enfrentan la UE y los Estados miembros han sido causados por esta, y que la solución se encuentra dentro de cada una de las fronteras nacionales”. (Martínez, 2018)

El nacionalismo como todo ismo es una tendencia de apego y exaltación, en este caso, a la nación, al territorio donde se nace y pertenece. Con el nacionalismo se insufla el patriotismo y las demás personas vistas como extranjeros pueden convertirse en un riesgo por la ocupación de lugares de trabajo, goce de los frutos de la naturaleza, competición por el acceso a los servicios públicos, etc. Sobreviene la xenofobia y se acude a la sobreprotección de los recursos que contiene la tierra, el mar y los componentes socioambientales. El nacionalismo tiene varios ribetes y caras. Si además se le mezcla el populismo de derecha que exacerban los ánimos, de esta manera, la mezcla puede llevar a la violencia. El nacionalismo puede presentarse ligado a la raza, la lengua, las costumbres, la cultura, etc. Cuando en un Estado lo pluri-racial (y la combinación de razas es notoria), existen etnias, entonces afloran varias formas de nacionalismo, pero ante un ataque extranjero se da la unidad de quienes han compartido por décadas el territorio. Donald Trump (EE. UU.), Viktor Orbam (Hungría), Mateo Salvini (Italia), son tres mandatarios populistas de derecha que, animaron el nacionalismo y alentaron discursos de odio para crecer en imagen y aparecer como proteccionistas.

Putin practica un tipo de nacionalismo llamado de exclusividad étnica: cree firmemente que los rusos solo estarán seguros si están bajo su control. Para él, Ucrania y Rusia son parte de una misma etnia, de ahí el argumento para invadir Ucrania: proteger a esa población de habla rusa. Ese argumento de Vladimir Putin, es falaz e impostado. Alentó la guerra en las dos zonas del Dombas desde el 2014 para proteger e independizar a los rusoparlantes, y empezó la guerra de invasión en el 2022 para supuestamente liberarlos, cuando en el fondo el interés es de anexión para su proyecto geopolítico de tener un corredor territorial expedito hacia el mediterráneo, y reconstruir una esfera de influencia exclusiva en Europa del Este. Prueba de ello es que no se limitó a las zonas de Donetsk y Lugansk, se agregó Jerson, promocionando el referéndum para darle un viso jurídico.

Los ucranianos como todos los pobladores de un país se apegan a su marco territorial y mucho más desde 1991 que lograron la separación y han deseado integrarse a la Unión Europea. Pero esta invasión que busca cercenarles el territorio e incorporarlos a la Federación Rusa a la brava, les ha despertado el nacionalismo y la resistencia en un asunto de vida o muerte porque los ataques han sido sin piedad. Desde mucho antes el nacionalismo de Ucrania había dado muestras evidentes, más que cualquiera de los espacios territoriales soviéticos. Nunca estuvieron conformes con la anexión y tratamiento vejatorio que Stalin les dio desde 1939. Y ante la apertura de Gorvachov, fueron los primeros en zafarse de la Unión soviética, esta actitud se las ha cobrado Moscú, pues consideran que a raíz de esa separación “prematura”, sobrevino la separación de los demás Estados. Antes con el desastre de Chernóbil en 1986 se venía acentuando ese distanciamiento de Moscú.

Desde la Fundación de Estudios Sociales Federico Engels, se publicó un ensayo titulado, “Lenin y la cuestión nacional ucraniana. Guerra, revolución y contrarrevolución”, abordan la guerra en Ucrania desde varias ópticas y cuestionan la actitud de Vladimir Putin, que culpó a Lenin de haber animado a los ucranianos desde 1919 para que obtuvieran la autodeterminación, con su tesis sobre la cuestión nacional; lo mismo, hacen una crítica contra Zelenski, por haber perseguido dirigentes obreros, a los sindicatos, al partido comunista, a las minorías como a los gitanos, por darle cabida a la derecha burguesa nacionalista ucraniana, y a sectores neonazis, entre otras críticas. Sobre las causas de esta guerra, afirman: “La guerra en Ucrania va mucho más allá de la invasión de las tropas rusas iniciada el 24 de febrero: es una contienda imperialista que se inscribe dentro de la pugna global que sostienen EE. UU. y sus aliados europeos frente al bloque integrado por China y Rusia. La esencia de esta nueva matanza, igual que otras que la han precedido, es el control de mercados, materias primas, rutas comerciales, flujos de capital”. (www.fundacionfedericoengles.net).

Cotejando varias fuentes, Putin ya no es comunista, y Zelenski, nunca lo ha sido. Es un enfrentamiento entre dos derechistas. Pero ambos son nacionalistas desde su territorio. Desde Rusia se propaló la idea que los neonazis influían en el alto gobierno de Ucrania y con esto descalificaban toda acción de defensa y autonomía. En aras del equilibrio hay sectores neonazis en Rusia y en Ucrania; en el segundo, esos grupos como el Partido Svoboda, el C-14 y el Pravyi Sektor, no son determinantes en la política interna ni en la exterior. Los neonazis se mueven en ambos ámbitos estatales y políticos pero no tienen el poder para decidir, ni los nacionalistas integristas que se comportan como neonazis por la persecución de los judíos desde la primera guerra mundial, inspirados por la ideología de Dimitro Dontsov, quien influyó mucho, llegando a tener seguidores en el batallón de Azov. En ambos Estados hay activistas y grupos de extrema derecha. El periodista ucraniano Lev Golinking dice que la gente necesita reconciliar dos posiciones que pueden parecer contradictorias: que Ucrania tiene grupos de extrema derecha que son peligrosos, pero que estos grupos no pueden servir como excusa para que Putin invada Ucrania. (www.bbc.com).

Se observa entonces un juego de intereses de EE. UU., la UE y Rusia (entre tanto, China de perfil, a la espera). Pero el campo de batalla es Ucrania que, por su posición geoestratégica, una ubicación clave para todos, está siendo desgarrada, en medio de los apetitos de las potencias y bloques económicos, el desplome del orden mundial y la disfuncionalidad del derecho internacional.

El presidente Zelenski, presentó ante la cumbre del G-20 un plan de paz, con 10 puntos con temas básicos como la seguridad radiológica y nuclear, la seguridad alimentaria, sobre presos y deportados, el cumplimiento de la carta de la ONU, la protección del medio ambiente y otros. Todos son razonables, pero no hay condiciones para que se cumplan o pongan en práctica por la contumacia de Rusia y la guerra en desarrollo. Mientras que la comunidad internacional sigue haciendo gestos de ayuda, continúan las acciones de devastación dejando sin energía a casi todo el país, utilizando el gas, el frio y el hambre como armas; sigue sin ejecutividad todo el derecho internacional humanitario y la violación de las reglas de la guerra. Ucrania, si debe pensar en ser un país neutral, la OTAN debe decrecer, la UE buscar su propia seguridad de defensa y energética; EE. UU. sofrenar los ímpetus intervencionistas; Rusia concentrarse solo en el desarrollo de la Federación de regiones que posee, y el fortalecimiento de sus relaciones internacionales para recuperar credibilidad; La ONU en reformarse para que sea operativa y cumpla los objetivos fundacionales entre ellos hacer valer la soberanía de los Estados; y entre todas las organizaciones multilaterales y bloques de poder geopolítico, tanto administrativos como económicas y de gobernanza internacional, enfilar esfuerzos por la desnuclearización del planeta.

Citas

– Martínez Miguel. “La Unión Europea: una receta para el nacionalismo”. Trabajo de investigación publicado por la universidad Externado de Colombia. www.redalyc.org. Agosto del año 2018.

– Parlamento Europeo. Segmento o apartes del documento para la discusión en comisiones, sobre el problema de los nacionalismos en Europa. www.modeloparlamnetoeuropeo.com

– Serrano Iván. “Las teorías del nacionalismo y la invasión de Ucrania”. Escrito publicado en Luriscrimpol, Blog de los estudios de derecho y ciencia política. http://www.blogs.uoc.edu

1 Abogado egresado de la Universidad Santiago de Cali (USC); especialización en derecho constitucional, Universidad Libre; magister en ciencia política de la Universidad Javeriana; PhD en Realidad Política Latinoamericana, Universidad Nacional (UNED) de Madrid España.

Edición 807 – Semana del 10 al 16 de diciembre de 2022
   
 
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