Deseos y Creencias

 
 
 

La manera como las sociedades se hacen a unos deseos y creencias puede palparse en la ciudad de Medellín y Antioquia con la denominada cultura mafiosa o traqueta. En estos territorios esa cultura del bajo mundo fue el atractivo modelo a seguir por los jóvenes y la sociedad en general.

  Mauricio Castaño H.
  Historiador – Colombiakrítica
 
 

Una sociedad, un grupo social se devela en sus flujos de deseos y creencias. Todo deseo se exterioriza, todo se manifiesta en nuestras pasiones, en nuestras acciones, siempre salen, nunca permanecen en el interior, todo fluye, son flujos, son trozos de existencia los que conforman la vida. El término existencia se compone de dos raíces: por un lado, ex que quiere decir estar por fuera; y sistere significa fijarse en el afuera. Así el deseo no es carencia sino flujos: La niña que sueña y hace pataletas con la última muñeca barby promocionada en el mercado; el niño con el último video juego del mejor guerrero. Nuestra vida misma es toda una develación: la forma en que vestimos, en como caminamos, en lo que comemos, la forma y el decorado de nuestra casa. Somos un envoltorio cultural de pies a cabeza en lo que llevamos puesto y en nuestros gestos, todo en nosotros habla, hablamos hasta con la punta de los dedos mientras callamos. Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Todo lo que está dentro del cuerpo sale, fluye con todas sus fuerzas, el deseo se exterioriza, nada queda atrapado en la interioridad del yo edípico, todo en nosotros se expresa ante los ojos atentos.

Más allá del individuo, están los grupos sociales, el envoltorio social y su forma particular de asumir la vida en sus preferencias, en sus valores promovidos. A dónde fueres, haz lo que vieres, se recomienda a los extraños visitantes. Las tribus urbanas, las sectas o grupos diferenciados en sus cuerpos tatuados, formas de vestir, hablar y gesticular son las pequeñas licencias que las culturas dan o toleran como una forma de permitir pequeñas variaciones, que no amenazan su esencia identitaria. Incluso se puede decir que estas tribus no son más que un resultado de la gran mercadotecnia de las redes sociales y sus monopolios. Aunque los tatuajes de las tribus urbanas son maneras de particularizar el cuerpo y revelarse contra las visibles marcas de ropa, que nos obligan a llevar sus etiquetas, para rotularnos de un supuesto buen gusto si llevamos la prenda de moda más costosa.

La manera como las sociedades se hacen a unos deseos y creencias puede palparse en la ciudad de Medellín y Antioquia con la denominada cultura mafiosa o traqueta. En estos territorios esa cultura del bajo mundo fue el atractivo modelo a seguir por los jóvenes y la sociedad en general. La novela “La Virgen de los Sicarios” de Fernando Vallejo y la película “Rodrigo D No Futuro” de Víctor Gaviria, relatan bien ese mundo del pillaje y del escapulario, el sicario de camándula en mano que va al templo a rezar para que su bala no falle al matar. Y la madre que lo acolita con tal de que lleve pan a la mesa. Todo esto del dinero fácil son deseos muy reforzados y formateados por los mass media que promueven el modelo en las narco-novelas del hombre adinerado que consume con excesos y sin privaciones. Y si se mira lo que existe de disruptivo, lo particular en la cultura, es tan escaso como raro. Los jóvenes de Medellín de los estratos bajos quieren ser famosos raperos, influencer, cantantes, sueñan con vidas adineradas, lujosas y desenfrenadas. Otros, por supuesto, sueñan con ser el traqueto más temido del barrio.

Las creencias tienen más anclaje en el tiempo, es la capa más duradera de la sociedad. Las tres grandes religiones monoteístas que persisten en el tiempo son el cristianismo, el judaísmo y el islamismo. Por lo demás, el término religión viene de religare, que quiere decir lazo, estar unidos, por eso su antónimo no es ateo, sino irreligioso, el perezoso que se resiste a estar en comunidad, aunque nadie puede vivir en aislamiento. Pero en esta sociedad la religión es un comodín a nuestra doble moral. Otra cosa bien sabida es la vida en pareja, los matrimonios van y vienen con su prole, esto es otro formateo muy evidente conocido como la familia burguesa que vive y se reproduce en función de mantener las condiciones de reproducción del mundo burgués, de la gran fábrica. Tener hijos, casa, carro, y así el ciclo se repite generación tras generación. El marcado ejercicio del poder del hombre sobre la mujer, el denominado machismo, tan bien es cosa de todo día. Los pillos, los sicarios, entre ellos hacían apuestas por el que más mujeres preñara. O en los tiempos de Pablo Escobar la hombría se medía en quién más mujeres desvirgara.

Todo esto del deseo y de las creencias que se viven de manera distinta en cada sociedad, es lo que el sociólogo Gabriel Tarde estudió en su microsociología. Las maneras distintas del caminar en cada cultura, de hablar, reír, llorar. Se podría hacer la lista de los flujos de deseos y creencias de un grupo social para determinar su peso, sus jerarquías y sus influencias. Es una especie de cartografía social que nos develará en lo que somos y en lo que hemos dejado de ser.

Edición 819 – Semana del 1° al 14 de abril de 2023
   
 
Importante: Cada autor es responsable de sus ideas y no compromete el pensamiento de Viva la Ciudadanía.
Se permite la reproducción de nuestros artículos siempre y cuando se cite la fuente.
 
 
 
 
comentarios suministrados por Disqus