![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
||||||||
Experiencias ciudadanas del conflicto armado en Sibundoy |
|||||||||||||
![]() |
|||||||||||||
“Lo que me ha enseñado el conflicto armado es que tengo que conocer y querer más a mi país, ser más tolerante, compresiva, trabajar por los más necesitados, por los olvidados de nuestro país y comprender que la paz es un deber y un compromiso como una buena ciudadana”. |
|||||||||||||
Juliana Andrea Jamioy | |||||||||||||
Indígena del pueblo Kamentsa | |||||||||||||
![]() |
|||||||||||||
Entrevistamos a Carmen Teresa Jamioy, mujer indígena, madre cabeza de familia, miembro del pueblo Kamentsa Biya de Sibundoy, Putumayo e integrante de Iniciativa Mujeres por la Paz; y Luzmila Benítez, Jubilada, líder social, también integrante activa de Iniciativa Mujeres por la Paz – IMP. Carmen Teresa y Luzmila son dos mujeres que han vivido en el municipio de Sibundoy. Se encontraron en el proceso y trabajo de la iniciativa Mujeres por la Paz participando en espacios de activismo y lucha continua a través de varios años. Las une, sobre todo, la esperanza de un mejor país. “El conflicto nos ha enseñado a defender la vida” – Primera entrevista Mi nombre es Carmen Teresa Jamioy, perteneciente a la comunidad Kamentsa, vivo en Sibundoy, Putumayo y soy artesana. Juliana Jamioy (JJ): ¿Sibundoy ha sido epicentro del conflicto armado? Teresa Jamioy (TJ): Sibundoy ha sido receptor del conflicto, ha recibido a muchas víctimas desplazadas, en la mayoría de casos; las familias han sido víctimas indirectas, porque sus hijos, sobrinos o nietos, se han ido a trabajar a esos lugares donde había conflicto y los han matado o los han amenazado. Durante mucho tiempo llegaban panfletos con una lista de nombres al pueblo que decían que matarían a los que aparecieran en la lista. Llegaban a través de un grupo que decía llamarse “Águilas negras”. Muchos de los que aparecían en esa lista era porque, según ellos, hacían daño en el pueblo y se tenían que esconder. JJ: En Sibundoy ¿cómo se vivió el conflicto? TJ: Hubo paro armado, un gran miedo, no se podía caminar tranquilo, ni se podía estar seguro. Afectó a los niños y jóvenes, escaseó la comida, se controló mucho a la gente. Hubo desplazamientos, abusos físicos y psicológicos. Nosotros quedamos en medio porque, a Sibundoy, la comida puede llegar de Pasto o Mocoa y no dejaban pasar carros. Todo se puso caro. Hubo muchas amenazas de atentados y la presencia paramilitar y guerrillera fue grande. JJ: ¿Ha sido usted víctima del conflicto armado? TJ: Sí. JJ: ¿Por qué se considera víctima del conflicto? TJ: Porque lo viví. No recuerdo fecha exacta cuando llegaron la guerrilla y los paramilitares. En las noches solo escuchábamos cómo pasaban detrás o por el frente de las casas. En ese momento vivía en la vereda San Félix con toda mi familia, mis padres, sobrinos hermanos. A la vereda llegaron por un lado los paramilitares y por otro la guerrilla. Había mucha zozobra y miedo por no saber por cuánto tiempo íbamos a enfrentar eso y qué iba a pasar con nuestro espacio. Lo primero que se hizo fue pensar en proteger a la familia, los menores de edad, a los hombres, porque no se sabía con qué intenciones estaban allá: si reclutar o matar. No se sentía seguridad. Como vivíamos en una vereda, al pasar el tiempo, por seguridad nos desplazamos al sector urbano. Fue un desplazamiento forzado, no se podía trabajar más en la vereda, teníamos horarios de salida y de entrada; no podíamos estar tranquilos. Se dejó de trabajar la tierra. Recuerdo que un día mi hija mayor se quedó en la casa de la finca y al ver a esos hombres armados casi se desmaya. Pasaron muchas cosas y decidimos que se tenía que salir de allá por seguridad. A veces había enfrentamientos mientras estábamos trabajando y quedábamos en el medio. JJ: ¿Hubo presencia militar? TJ: Sí. JJ: ¿Cree que esta presencia causaba mayor seguridad a la población? TJ: No, porque si en caso de enfrentamientos los que íbamos a terminar en medio éramos nosotros. Corríamos mayor peligro. JJ: ¿Ha hecho parte de organizaciones sociales? TJ: Sí. JJ: ¿Cuál? TJ: Iniciativas Mujeres por la Paz – IMP. JJ: ¿Qué aprendió de este proceso? TJ: Ahí conocí a muchas compañeras indígenas, no indígenas, víctimas, no víctimas, personas con las que nos sentíamos identificadas. Tuve la oportunidad de viajar y conocer muchos lugares y muchos procesos, llevar palabras de aliento y acompañamiento a las víctimas. Aprendí mucho en talleres, en capacitaciones de liderazgo. Tuve la oportunidad de conocer y aprender cómo tratar de ayudar a los demás. JJ: ¿Cuáles serían los espacios idóneos para fortalecer los liderazgos de mujeres indígenas víctimas? TJ: Espacios donde nos permitan aprender y hacer cosas que sabemos cómo el tejido, la siembra, la medicina tradicional, proyectos productivos. Espacios donde fortalezcamos esas capacidades y donde nos enseñen a expresarnos, a relacionarnos, a compartir manteniendo nuestra cultura y nuestros saberes. Espacios de participación para mujeres indígenas. Aunque hay muchas organizaciones no hay organizaciones que apoyen el liderazgo indígena. JJ: ¿Cuál sería el primer paso para esto? TJ: Identificar a las mujeres víctimas o mujeres que quieran hacer parte de estos espacios, invitarlas a participar e identificar cuál es su interés; evidenciar el proceso y con apoyo podríamos empezar a llevar otras voces. JJ: ¿Cuál cree que sea el proceso para fortalecer los liderazgos? TJ: El reconocimiento de víctimas, la reparación integral y no repetición de los hechos, talleres en los territorios en marco del respeto a la cultura, la diversidad social pues creo que no se ha hecho un buen proceso. Los mecanismos de reparación no han sido exitosos. Muchas personas se han desintegrado de la comunidad por recibir ayuda, y eso está mal, la desapropiación de la identidad es grande. A pesar de que he sido víctima de desplazamiento, he cumplido con los procesos, pero no he tenido garantías ni como víctima ni como líder. JJ: ¿Le parece necesario fortalecer los liderazgos de mujeres indígenas víctimas? TJ: Sí, me parece necesario que estén dirigidos a mujeres entregadas que sepan del proceso, en beneficio comunitario y no el propio. JJ: ¿Qué es lo que le ha enseñado el conflicto armado? TJ: El conflicto nos ha enseñado a defender la vida, a buscar otras alternativas de vida; salimos a buscar otras oportunidades. Me ha enseñado a ver el lado positivo de las cosas. “Nos tuvieron confinados dos meses y medio, casi tres”… Mi nombre es Luzmila Benítez, soy del municipio de Sibundoy, Putumayo; jubilada del magisterio y pertenezco a la Alianza Iniciativa Mujeres por la Paz – IMP; me gusta trabajar mucho por la comunidad y pertenezco al Consejo de Paz. Juliana Jamioy (JJ): ¿Cómo se vivió el conflicto armado en Sibundoy? Luzmila Benítez (LB): A partir del año 2000 nos tuvieron confinados dos meses y medio, casi tres. Estaba al mando el guerrillero Joaquín Gómez. No teníamos comunicaciones, escasearon los alimentos: Los líderes y lideresas fueron declarados objetivo militar. También pedían “vacunas” a los empresarios, a los del comercio, a los finqueros; asesinaron a ganaderos como Antonio Rosero, Salomón Laso. Muchas personas murieron por acción de la guerrilla. También hubo la toma guerrillera que fue en los cuatro municipios del valle de Sibundoy: Colón, Santiago, San Francisco, Sibundoy. Lo más fuerte fue aquí en Sibundoy que destruyeron el puesto de policía y mataron a su comandante. Durante este tiempo también hubo hostigamiento, la guerrilla venía por temporadas y se iba porque en Sibundoy no tenía asentamiento. La economía del valle de Sibundoy se vio afectada, especialmente por las muertes de estas personas, muchos se fueron y se presentaban grandes dificultades porque la economía está basada en la siembra, agricultura y ganadería. En el valle hay pocas industrias. JJ: ¿Usted ha sido víctima del conflicto armado? LB: Sí, he sido víctima del conflicto. Al acabarse la jornada nocturna del colegio fui reubicada en Mocoa y allá tuve una amenaza de los Urabeños. Me amenazaban a mí y a toda mi familia, especialmente a mis hijos. La organización de Iniciativa de Mujeres por la Paz – IMP, me dio la protección, de la unidad de protección por dos años. Después renuncié y me vine a Sibundoy; entregué todas las medidas de seguridad y después de eso no me siguieron molestando. Por otro lado, cuando trabajaba en el colegio en jornada nocturna siempre nos tocaba salir corriendo cuando decían que llegaba la guerrilla, e irnos a la casa. También un día a mi esposo, como él era comerciante, lo llamaron a Santiago y a Machindinoy, para pedirle “vacunas”. Por lo tanto, sí he sido y me considero víctima del conflicto. JJ: ¿Cuál fue el impacto de la presencia militar? LB: No ha habido mucha presencia militar. Los militares de vez en cuando han tenido campamento o vienen cuando hay casos especiales, elecciones, por ejemplo. En el 2000 hubo presencia de los paramilitares, acosaron mucho a las comunidades indígenas en las veredas apropiándose de sus casas, de sus motos, de sus carros y también en el pueblo mataron mucha gente. Fueron como tres o dos años. JJ: ¿Hace parte de algún proceso organizativo? LB: Sí, pertenezco a Iniciativa de Mujeres por la Paz, proceso organizativo que empezó en el año 2000 con el fin de que las mujeres pudieran participar en las mesas de diálogos para reducir el conflicto armado, tal y como lo dice la resolución 1325. Empezamos con las víctimas del conflicto desde la reparación administrativa, orientándolas, acompañándolas y hemos pertenecido como organización de base a la mesa de víctimas. En este momento pertenezco al Consejo de Paz. Hicimos un diplomado, seminarios, foros, manifestaciones en defensa de los derechos de las víctimas y colaboramos muchísimo en la parte de los Acuerdos de Paz. Tres compañeras de nuestra organización estuvieron en la Habana llevando las propuestas de todas nosotras. Luz Ema Tobar estuvo en la segunda y tercera cumbre de mujeres en donde se hace seguimiento a los Acuerdos de Paz. También colaboramos con pedagogía para el Referendo. A pesar de que lo perdimos, pusimos nuestro grano de arena y seguimos trabajando en defensa de los derechos de las mujeres, especialmente el 25 de noviembre, el 8 marzo, en la Semana por la paz. Siempre hemos estado involucradas en lo que tiene que ver con el proceso de paz. JJ: ¿Cuáles espacios considera que sean idóneos para el fortalecimiento de liderazgos? LB: Los espacios para fortalecer los liderazgos son las organizaciones sociales, los consejos de paz, las mesas de víctimas, los consejos constructivos de mujeres, el consejo municipal la asamblea departamental, las juntas de acción comunal. JJ: ¿Cuál cree que sea el primer paso para fortalecer liderazgos? LB: El primer paso sería la organización; si no estamos organizadas difícilmente se puede defender los derechos. JJ: ¿Qué le ha enseñado el conflicto armado? LB: Lo que me ha enseñado el conflicto armado es que tengo que conocer y querer más a mi país, ser más tolerante, compresiva, trabajar por los más necesitados, por los olvidados de nuestro país y comprender que la paz es un deber y un compromiso como una buena ciudadana. En nuestra organización hace 20 años pensábamos que era un sueño, pero cuando se firmaron los Acuerdos de Paz fue una felicidad muy grande y aunque en estos cuatro años se ha desbaratado un poco lo que se había construido, seguiremos luchando y ojalá en este gobierno se pueda dar esta paz total tan anhelada. Edición 825 – Semana del 20 al 26 de mayo de 2023 | |||||||||||||
![]() |
![]() |
||||||||||||
comentarios suministrados por Disqus | |||||||||||||