Implementación con enfoque territorial: El momento de la verdad
Jharry Martínez Restrepo
Sociólogo – Corporación Viva la Ciudadanía
La actual fase de la implementación del acuerdo de Paz es tal vez la más desafiante del proceso. Si bien es cierto en un primer momento el reto del país estaba en lograr tener un acuerdo a pesar de las diferencias no sólo entre los negociadores sino, y probablemente más incisivas, al interior de la clase política; es innegable que la actual fase de implementación significa la materialización real del acuerdo y su espíritu más allá del desarme de las FARC y su proceso de normalización en la sociedad colombiana.
Podríamos decir que la implementación del acuerdo atraviesa tres momentos generales: 1) El fin de la guerra y la reintegración a la sociedad de los exguerrilleros, 2) La legislación e infraestructura para la Paz y 3) la implementación efectiva de los cambios acordados. El primer momento lo hemos atravesado con dificultades, pero de formaexitosa hoy se han entregado 7.132 armas a la ONU quien ha certificado tanto el número como la funcionalidad de las mismas y prepara el traslado de estas armas para ser destruidas y convertidas en monumentos a la Paz, se han dispuesto los operativos necesarios para ubicar y destruir las 900 caletas declaradas por las FARC, los excombatientes están ubicados en los lugares acordados y han comenzado diferentes procesos de tránsito a la vida civil pasado por la capacitación, la cedulación y el reencuentro con sus seres queridos. Frente al segundo momento los últimos meses han sido decisorios, el Congreso de la República ahora como protagonista ha mostrado mesura en el desarrollo de los temas de Paz que en algunos casos, como en la ley de amnistía o en las Circunscripciones Especiales de Paz, ha sido demasiado lento. Sin embargo, se ha avanzado al punto que hoy está abierta la convocatoria para la Jurisdicción Especial de Paz, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición; y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas.
La infraestructura para la Paz ha avanzado y aunque aún falta bastante es urgente preparar, organizar y actuar decididamente en torno al tercer momento de este acuerdo que es sin lugar a dudas el más delicado y donde se evidenciará el real éxito del mismo.
La implementación efectiva de los cambios acordados en el proceso de Paz con las FARC es el momento en que las y los colombianos podremos incidir de manera directa en nuestros territorios gracias a este proceso que comenzó en 2012. Muchos expertos han afirmado que será en los resultados de los primeros años donde se podrá evidenciar realmente el éxito o fracaso del acuerdo, ya no en torno a la finalización de la terrible guerra que vivimos por tantos años sino en la transformación directa de las exclusiones que sirvieron de combustible para este conflicto.
Es fundamental un mayor compromiso político y social. La implementación con enfoque territorial obliga a identificar en el acuerdo de Paz, la oportunidad significativa que nos ofrece. Se debe llenar de contenido eso que llamamos territorialización de la implementación del acuerdo, alimentar desde todas las regiones y miradas este nuevo escenario que definitivamente no puede ser aplicado desde la centralidad del país. Este proceso de descentralización y territorialización en la implementación del acuerdo de Paz obliga a acentuar el rol de los habitantes de un territorio específico y para esto es necesario que se plantee por lo menos tres aspectos fundamentales:
1. El enfoque territorial necesita territorios activos: La única forma de lograr romper con la tradición centralista que tanto daño puede hacerle a la implementación del acuerdo es reconocer y construir de manera endógena el liderazgo necesario para la defensa y ejecución del mismo. La enorme posibilidad que significan en este sentido los programas de desarrollo con enfoque territorial, los planes de acción para la transformación regional y las Circunscripciones Especiales de Paz es realizable si estos espacios encuentran en los territorios liderazgos frescos, empoderados y comprometidos con su realidad.
2. La descentralización como un esfuerzo común: Seguramente la herencia entérminos de dirigencia política más nociva para Colombia ha sido la noción de que la toma de decisiones, al menos en su campo más amplio se circunscribe a Bogotá y en el mejor de los casos a las capitales más grandes de nuestro país. Esta noción ha demostrado ser ineficaz y se ha mantenido gracias a una concentración del poder político en estos lugares, la única forma de romper con esto es encaminarnos en la comprensión de que el centralismo afecta negativamente la democracia por lo cual es imperativo un esfuerzo que concientice a las castas políticas y al Gobierno Nacional de la necesidad de reconocer los liderazgos locales y a los actores territoriales en su empoderamiento como agentes políticos de cambio que tienen un rol protagónico en este momento de la implementación.
3. Es necesario el reconocimiento de la diversidad: El acuerdo de Paz en su esfuerzo por descentralizar la implementación, llegó hasta la formulación de mecanismos de gestión desde los territorios, sin embargo la apropiación de estos mecanismos tendrá que pasar por el reconocimiento de las diferencias existentes, y esto obliga a que en los órganos de la implementación se entienda por descentralización y territorialización no sólo la inclusión de todos los territorios sino la diversificación de las formas y los contenidos según la voluntad y la necesidad de los mismos.
Como vemos, el actual escenario es la concreción real del proceso de Paz en la cotidianidad de las y los colombianos, lo cual impone un reto gigantesco. En su momento el papel protagónico lo tuvieron las FARC y el Gobierno Nacional lo que arrojó el fin de esa guerra y el nacimiento de la esperanza, luego fue protagonista el Congreso de la República lo que nos está dejando una infraestructura para la Paz; ahora ese rol principal recae en los actores territoriales, gobernadores, alcaldes, diputados, concejales, líderes sociales, hombres y mujeres… Es nuestro turno.