Educación para la Democracia y Diálogo de Saberes.
La Educación para la democracia rescata al ser humano con sus posibilidades como un interlocutor válido, con el reconocimiento del otro, como interlocutor que es capaz de construir, de discernir, con el que es capaz de tener diferencias, con el que es capaz de llegar a acuerdos. la educación democrática es un proceso de construcción, es un proceso constante de trabajo, de labor y de acción en y para la vida con base en el diálogo.
La educación para la democracia nos da elementos que nos van a permitir crecer tanto individual como colectivamente, porque si crecemos individualmente crecemos colectivamente. Todo ello debe darse a partir de una identidad subjetiva y en relación con los otros, de tal manera que se vaya construyendo un nosotros colectivo, en cuyo caso es el diálogo y la convivencia los que permiten esa relación[1].
Una pedagogía democrática debe reconocer que en la sociedad existen diversos tipos de saber. Unos saberes teóricos expresados en el lenguaje de los investigadores y unos saberes de los líderes de las organizaciones sociales que provienen de su propia experiencia, de su vivencia cotidiana y de su paso por los centros educativos. Estos saberes deben ponerse en relación en un ambiente pedagógico de diálogo.
Este es precisamente el postulado sobre el cual se desarrollan las experiencias de las Escuelas de Liderazgo Democrático. De allí se derivarán múltiples interrogantes sobre los dispositivos pedagógicos que hagan posible ese diálogo y más allá de los interrogantes lo que se abre es un enorme campo de experimentación en el terreno de la pedagogía y también de la didáctica. Así pues, este problema ya no se remite solamente a los contenidos sino, se remite al conjunto del hecho pedagógico. Esta experiencia debe involucrar al maestro, a los alumnos, al contexto, a los contenidos, a los métodos (pedagogía y didáctica), porque la práctica educativa es una totalidad.
No obstante también es claro, para esta experiencia, que la crisis de las propuestas de educación alternativa así como de la propia educación en el país suponen que la experiencia misma pueda ponerse en una relación de diálogo critico con las experiencias educativas formales y en general con otras prácticas educativas.
El Diálogo como lo plantea Freire “ como una relación horizontal que nace de una actividad critica y que genera critica, basado en una serie de valores humanos que con términos tradicionales Freire llama amor, humildad, esperanza, fe y confianza, el diálogo es por consiguiente comunicación y se opone al antidiálogo característico de la formación histórico cultural, por eso señala, precisamos de una pedagogía de la comunicación con que vencer el desamor acrítico del antidiálogo”.[2]
Este diálogo pretende romper con un tipo de educación, dominante en nuestro medio, donde unos son los que saben y otros son los que aprenden, nunca se ha dado una relación diferente, una relación horizontal, donde el maestro aporta, pero el educando también tiene elementos para aportar, él no llega vacío, tiene unos conceptos, que le ha dado la practica, la experiencia, la vida cotidiana. Precisamente lo que el diálogo rescata es que el educando tiene unos saberes y que esos saberes deben servir y deben ser integrados al proceso educativo. Partir de la relación horizontal que nos plantea Freire “donde educando y educador partan de una relación dialógica”.
Para la implementación del modelo pedagógico de la escuela es necesario tener en cuenta los principios del aprendizaje dialógico que plantean Ramón Flecha y Iolanda Tartajada[3]:
- El Diálogo igualitario. (Todos los argumentos son legitimos). Cada persona tiene el derecho de presentar sus posiciones argumentadas. La deliberación en común permitirá crear consensos sobre asuntos.
- La inteligencia cultural. No se reduce a la dimensión cognoscitiva basada en la acción teleológica, sino que contempla la pluralidad de dimensiones de la interacción humana.
- La transformación. El aprendizaje dialógico transforma las relaciones entre la gente y su entorno.
- La dimensión instrumental. El aprendizaje dialógico abarca todos los aspectos que se acuerde aprender. Así pues, incluye la parte instrumental que se ve intensificada y profundizada desde la critica a la colonización tecnocrática del aprendizaje.
- La creación de sentido. Hay que potenciar un aprendizaje que posibilite una interacción entre las personas dirigidas por ellas mismas, creando así sentido para cada uno de nosotros (tras).
- La solidaridad. Es la única base en la que se puede fundamentar un aprendizaje igualitario y dialógico.
- La igualdad de diferencias. La cultura de la diferencia que olvida la igualdad lleva a que, en una situación de desigualdad, se refuerce como diverso lo que es excluyente, adaptando y no transformando y creando, en muchas ocasiones mayores desigualdades.
[1] La apertura hacia nuevos esquemas de comprensión de la realidad ha facilitado el surgimiento de posiciones epistemológicas que le devuelven al ser la dimensión del conocimiento otorgándole a la subjetividad un valor hasta ahora olvidado y desconocido. El paradigma ya no es entonces la apropiación de un conocimiento ajeno al desarrollo del ser, sino un conocimiento que se construye a partir de la interacción de ese ser consigo mismo, con, los otros seres y con su entorno.
El enfoque pedagógico se plantea ahora como una oportunidad para el encuentro y la reflexión conjunta entre seres cargados de experiencias vitales, experiencias que les permiten establecer acuerdos y diferencias con los otros, tomar decisiones sobre el actuar presente y futuro, construir su propia visión del mundo y de la realidad que le rodea. En este proceso se posibilita la interacción entre iguales, de tal forma que se logra el establecimiento de nuevas formas de relación, ya que no sobre la base del miedo, el autoritarismo o la jerarquización, sino sobre la convicción cada vez más firme de que todo ser humano es profundamente afectivo, racional social, hacedor y reflexivo. SENDOYA MEJIA, Mariela. la Construcción social. Huellas Pedagógicas No.3 Noviembre de 1998. P.10
[2] MONCLUS, Antonio. Pedagogía de la Contradicción: Paulo Freire. Nuevos planteamientos de la Educación de adultos. España 1988, Editorial Arthropos, p. 52.
[3] FLECHA, Ramón; TARTAJADA Iolanda. Retos y salidas educativas en la entrada del siglo. En: Educación para el siglo XXI. Los retos del futuro inmediato. Biblioteca del aula. Serie pedagogía. Abril de 1999. P. 22 -23.
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