El Sujeto Democrático

La discusión acerca de las concepciones democráticas, no puede hacerse independiente de la pregunta por el sujeto protagónico de tal forma de vida y de organización social, aquel o aquella que pone en escena una ética particular: el ciudadano o la ciudadana.

La identidad como ciudadanos(as) es definida por Mouffe (1993) como una forma de identidad política que se construye a través de la identificación con los principios políticos de la democracia moderna: libertad e igualdad para todos. En su propuesta la expresión de la construcción identitaria ciudadana es la “lealtad a un conjunto de reglas y prácticas que construyen un juego de lenguaje específico, el lenguaje de la ciudadanía democrática moderna”.

Individuo y ciudadano, en la filosofía política, no son sinónimos.   El primero, sujeto de la democracia liberal, que coloca en el centro de la sociedad al individuo particular con sus intereses, necesidades y derechos; visión atomista – individualista, que teoriza lo individual como el yo “sin trabas” dotado de existencia anterior e independiente de la sociedad.  El ciudadano, por su parte, es el sujeto partícipe del vínculo social, integrante de una comunidad política constituida por la preocupación común o “pública”; tiene que cumplir entonces un conjunto de condiciones, reglas o prescripciones, que correspondan a la exigencia de reciprocidad, es decir, tratar a los otros como personas libres e iguales.[1]

La preocupación por hacer parte de las construcciones curriculares de las ELD de un área de formación llamada “Construcción de la Personalidad Democrática” es también un aporte novedoso  a los procesos de EPD.  Crecientemente las Escuelas regionales adoptan como énfasis en el Plan de Estudios este campo temático – problemático.  El interés estrechamente ligado a los interrogantes que para los procesos educativos proveen las tensiones y ambigüedades evidentes entre la capacidad para aprehender conceptos, teorías, metodologías de trabajo respecto de la continuidad en las prácticas antidemocráticas, clientelares y autoritarias de hacer política y de los modos violentos de tramitar conflictos y diferencias.

Al indagar con cada grupo regional acerca de lo que por sujeto democrático puede entenderse y por los ámbitos y procedimientos educativos desde los cuales se  agencia intencionalmente tal modo de subjetivación, su constitución, se propone acercamientos como los siguientes.

En primer lugar, puede reconocerse que la denominación “sujeto” no nombra solamente el nivel individual (en el sentido de uno por uno) sino también sujetos colectivos (grupos, organizaciones…).  En esta medida el sujeto democrático es “la persona (o el grupo) cuyas ideas y prácticas expresan los principios de esta forma de vida social” (la democrática). [2] En sentido genérico el sujeto democrático “es el ser humano capaz de pensamiento, sentimiento y acción”, actualizando tales capacidades en el ejercicio del liderazgo en perspectiva a un proyecto participativo de sociedad, [3] desde y para el cual es “propositivo, deliberante, participativo, tolerante, estructurado a nivel teórico – práctico”.[4]

El concepto, pues, puede y debe “entenderse en dos dimensiones: individual y colectiva, la una sin la otra carece de sentido.   La Democracia es una construcción que reclama por igual, comportamientos individuales y colectivos. Los comportamientos, hábitos y costumbres democráticas se individualizan en cada uno de nosotros, y se deben hacer práctica cotidiana En su dimensión colectiva, el sujeto democrático se expresa a través de formas organizativas institucionalizadas tanto en el ámbito propiamente dicho de la política (partidos y movimientos políticos), como en la vida social y económica  (organizaciones sociales, gremiales, territoriales, etc)”.[5]

La definición anterior se acerca al tema de las “Personalidades de Orden Superior” proveniente del ámbito de la filosofía política, discusión sobre la cual se hicieron aproximaciones durante el proceso de creación de la Especialización en Gestión Pública con la Universidad Cooperativa de San Gil (UNISANGIL).  “Las Personalidades de Orden Superior son la expresión de la voluntad comunitaria, de la voluntad articulada de distintos sujetos que, reconociendo su interdependencia con relación a los demás, buscan establecer un proyecto común…son los ámbitos de la vida cultural que promueven la realización del sujeto…son, en últimas, lo sedimentado como historia política que se deja a las generaciones por venir, como entrega desde el presente viviente a quienes vendrán, a quienes querrán ser de otra manera y a su turno transformarán y mutarán los modos de experimentar su mundo”.[6]

La intersubjetividad, en tanto experiencia humana del sujeto entre otros sujetos, es constitutiva de tal humanidad.  En el encuentro con los otros es que se hace posible construir el ser subjetivo personal, la individualidad o “ser propio”, en tanto frontera siempre relativa al mundo social – relacional en la que se constituye.  Como Personalidades de Orden Superior se consideran la familia, la comunidad, la nación, el Estado, la sociedad civil, los partidos políticos, las organizaciones religiosas, las organizaciones de ayuda mutua y la organización de naciones, definidas todas ellas como proyecto, como búsqueda en torno al ideal de unidad intencional de propósito.[7]

Tal búsqueda, es por supuesto generadora de tensiones y crisis en la medida en que “los problemas que afronta el sujeto democrático son de diferente naturaleza, pero es un hecho que son esenciales las confrontaciones desde y por el poder “.[8] El sujeto, en tanto activo frente al mundo, a la comunidad, a la política, solo puede ser “un actor social capaz de cambiar su propio destino a través de la participación en la vida social y política; con capacidad de construir una visión política encaminada a revitalizar la vida pública democrática”[9], definición que reclama el carácter emancipador de su proyecto  en tanto es protagonizado por “hombres y mujeres con capacidad para proponer, discutir y actuar públicamente, asumiendo la pluralidad y la tolerancia como necesarias para la vida social y política… con capacidad para comprometer su práctica cotidiana y social – individual y colectiva desde un “estilo” convergente, dialógico, plural, propositivo, proactivo, que apuesta por el mejoramiento de la sociedad”.[10]

Es un sujeto en permanente construcción, es decir, “elabora y reelabora su accionar social y comunitario a través de los valores universalmente reconocidos por la democracia.  Es un sujeto capaz de comprender las dinámicas sociales con una óptica siempre abierta al diálogo, a la falibilidad, al respeto, a la posibilidad de discusión abierta y pública de las distintas tendencias y los distintos intereses.  Alguien que puede reconocer en el conflicto una oportunidad para el enriquecimiento personal y para la superación de la crisis.  Por sujeto democrático entendemos un ciudadano que vive activamente su ciudadanía social –reclamando sus derechos, pero también cumpliendo sus deberes y sus responsabilidades-, que se integra como individuo a proyectos colectivos y reconoce que sus acciones y decisiones tienen un impacto en su comunidad ”.[11]

El sujeto democrático es el ciudadano / la ciudadana “que actúa(n) socialmente demandando sus derechos y ejerciendo sus deberes con  responsabilidad civil, social y política”.[12] Requiere, entonces, ser “un sujeto con formación política, que hace de los principios democráticos una vivencia diaria, principios que explican su forma de ver el mundo y que orientan sus prácticas cotidianas.  Es un sujeto que se construye desde sí mismo y desde la interacción con los otros.  Es un sujeto capaz de reconocerse y reconocer al otro”.[13]

En tanto sujeto democrático este ciudadano o ciudadana “logra coherencia entre pensamiento y acción, y actúa (de acuerdo a los valores democráticos) democráticamente en el ámbito público y privado”[14] y desarrolla “la virtud de ser coherente entre lo que piensa, dice y hace, en un marco de responsabilidad, equidad, ética, tolerancia y pluralidad”.[15]

Articulo tomado de: [1] “Lo que dice la gente, lo que hace la gente”; sistematización de la experiencia de las Escuelas de liderazgo democrático 1994 – 2000. Corporación Viva la Ciudadanía.


[1] Mouffe, Ch.  (1999).  Socialismo liberal y pluralismo: ¿qué ciudadanía?  En El retorno de lo político (pp. 127 – 141).  Barcelona: Paidós (Original publicado en 1993).

[2] Escuela Liderazgo Córdoba.

[3] Escuela Liderazgo San Gil.

[4] Escuela Liderazgo Sincelejo.

[5] Escuela Liderazgo Risaralda.

[6] Vargas, G. (s.f.)  Subjetividad y comunidad.  Documento Mimeo.

[7] Vargas, G.  Ibid, p. 4

[8] Escuela Liderazgo Risaralda.

[9] Escuela Liderazgo Tolima.

[10] Escuela Liderazgo Antioquia.

[11] Escuela Liderazgo Foro Costa Atlántica.

[12] Escuela Liderazgo Florencia.

[13] Escuela Liderazgo Bucaramanga.

[14] Escuela Liderazgo Bogotá.

[15] Escuela Liderazgo Foro Centro – Bogotá.

2 Respuestas to “El Sujeto Democrático”

  1. «El Sujeto Democrático está hecho de libertad, pero también de pertenencia e identidad.»

    RICARDO PAZ BALLIVIÁN

    Sujeto democrático: (1) “corresponde a la unidad capaz de pensar, de sentir, de querer y de comportarse en consecuencia, relacionándose intencionalmente con el mundo de la vida, capaz de construir así su propia existencia…”

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